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Voto de Cinéfago:
2
3,5
1.051
Thriller
Tras un grave accidente, Jennifer (Brenda Song) vuelve a una vida que no recuerda. Y sigue en peligro. (FILMAFFINITY)
19 de julio de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta cinta es una loa a lo más vulgar del cine, aunque extrañamente entrañable. Un logro de la arquitectura cinematográfica más obsecuente y funcional. Es una sana y advertida apología al cliché.
Fusión entre el cine de bajo presupuesto con la estética de 'The O.C.' (The Orange County), su arte es previsible y su trama plana, totalmente lineal, soporífera por momentos y al minuto diez de la misma ya sabemos cómo va a terminar o, poniéndole ganas, como va a transcurrir esperando que no termine como obviamente va a terminar.
Rescato que se limiten a imitar la incontable cantidad de filmes del género, a los cuales ya estamos acostumbrados y que, al menos yo, observo inclusive con cierto cariño, como ese arrumaco con el almohadón al que me veo expuesto para (no) dormirme mientras (no) le presto atención a los hechos que se suceden en la pantalla. Prefiero este tipo de tramas obtusas y predecibles a la nueva moda distópicamente embustera que, al igual que el thriller clásico, escupe series y películas salidas de un mismo molde, una detrás de la otra.
Y es que opto por un guión estructurado que no se aventura ni se compromete, como es el caso de 'Obsesión Secreta', a tener que inventarme yo el final, cosa que ocurre con las distopías pos-apocalípticas actuales tan en boga, como mencioné anteriormente, las cuales encima de estar mal escritas, obligan al espectador a imaginarse una conclusión coherente, o no, porque su excusa es justamente esa: no existe real y verdadera resolución de los hechos. Al menos en esta película no te mienten, no te embaucan, es lo que es y nada más, exenta de falacias maliciosas.
Lo mejor: sin arriesgarse con giros inmanejables a futuro, ofrece exactamente lo que promete. En ese sentido es honestamente aburrida, y se agradece ya que la decisión de visionar el film queda exclusivamente bajo la responsabilidad del espectador.
Lo peor: las actuaciones son realmente malas, sin menospreciar el claro esfuerzo que hacen los actores, sobre todo el detective y su fallido intento como un coprotagónico que quiere dar a entender una vida privada más allá de su trabajo. Por cierto, la manera en que la víctima y el detective atan los "cabos sueltos" es realmente tragicómica.
Fusión entre el cine de bajo presupuesto con la estética de 'The O.C.' (The Orange County), su arte es previsible y su trama plana, totalmente lineal, soporífera por momentos y al minuto diez de la misma ya sabemos cómo va a terminar o, poniéndole ganas, como va a transcurrir esperando que no termine como obviamente va a terminar.
Rescato que se limiten a imitar la incontable cantidad de filmes del género, a los cuales ya estamos acostumbrados y que, al menos yo, observo inclusive con cierto cariño, como ese arrumaco con el almohadón al que me veo expuesto para (no) dormirme mientras (no) le presto atención a los hechos que se suceden en la pantalla. Prefiero este tipo de tramas obtusas y predecibles a la nueva moda distópicamente embustera que, al igual que el thriller clásico, escupe series y películas salidas de un mismo molde, una detrás de la otra.
Y es que opto por un guión estructurado que no se aventura ni se compromete, como es el caso de 'Obsesión Secreta', a tener que inventarme yo el final, cosa que ocurre con las distopías pos-apocalípticas actuales tan en boga, como mencioné anteriormente, las cuales encima de estar mal escritas, obligan al espectador a imaginarse una conclusión coherente, o no, porque su excusa es justamente esa: no existe real y verdadera resolución de los hechos. Al menos en esta película no te mienten, no te embaucan, es lo que es y nada más, exenta de falacias maliciosas.
Lo mejor: sin arriesgarse con giros inmanejables a futuro, ofrece exactamente lo que promete. En ese sentido es honestamente aburrida, y se agradece ya que la decisión de visionar el film queda exclusivamente bajo la responsabilidad del espectador.
Lo peor: las actuaciones son realmente malas, sin menospreciar el claro esfuerzo que hacen los actores, sobre todo el detective y su fallido intento como un coprotagónico que quiere dar a entender una vida privada más allá de su trabajo. Por cierto, la manera en que la víctima y el detective atan los "cabos sueltos" es realmente tragicómica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Cantidad enorme de clásicos clichés reutilizados hasta el hartazgo en este tipo de géneros fílmicos:
Desde el primer minuto, la víctima escondida en un baño público mientras el victimario abre una a una las puertas y, así y todo, ella logra escapar.
El cambio abrupto de volumen en el efecto sonoro durante las dos o tres apariciones del señor Kahn, según así lo nombra el detective, tratando de dejar en claro que más que una posible amenaza, el señor Kahn representa el señuelo más cursi y usado en la historia del cine de suspenso.
El estúpido password utilizado por el victimario, además de las fotografías que no borró.
El pie de la víctima tapado por la frazada.
La manera en que la víctima escapa de la habitación cuando la atan con una soga a la cama, pero la parte del florero ya fue demasiado.
El detective, un enorme hombre encerrado en un freezer sin traba, tarda horas para salir del mismo.
Cuando finalmente escapa del freezer, el detective se adentra directamente en el bosque sin antes revisar la casa, como si se tratase de un psíquico.
La oportuna carta escrita en papel de Russell.
Y obviamente, si Netflix no te mete pseudo-feminismo o ideología de género con calzador para así disimular la clara agenda mundial al respecto, entonces los estereotipos basados en las "minorías sociales" aumentan sobremanera y terminan victimizando a una mujer asiática que es salvada por el detective negro de un psicópata blanco (heterosexual) cuando creíamos que el sociópata era el hombre gordo latino o, cuando menos, no macho caucásico falocéntrico...
Desde el primer minuto, la víctima escondida en un baño público mientras el victimario abre una a una las puertas y, así y todo, ella logra escapar.
El cambio abrupto de volumen en el efecto sonoro durante las dos o tres apariciones del señor Kahn, según así lo nombra el detective, tratando de dejar en claro que más que una posible amenaza, el señor Kahn representa el señuelo más cursi y usado en la historia del cine de suspenso.
El estúpido password utilizado por el victimario, además de las fotografías que no borró.
El pie de la víctima tapado por la frazada.
La manera en que la víctima escapa de la habitación cuando la atan con una soga a la cama, pero la parte del florero ya fue demasiado.
El detective, un enorme hombre encerrado en un freezer sin traba, tarda horas para salir del mismo.
Cuando finalmente escapa del freezer, el detective se adentra directamente en el bosque sin antes revisar la casa, como si se tratase de un psíquico.
La oportuna carta escrita en papel de Russell.
Y obviamente, si Netflix no te mete pseudo-feminismo o ideología de género con calzador para así disimular la clara agenda mundial al respecto, entonces los estereotipos basados en las "minorías sociales" aumentan sobremanera y terminan victimizando a una mujer asiática que es salvada por el detective negro de un psicópata blanco (heterosexual) cuando creíamos que el sociópata era el hombre gordo latino o, cuando menos, no macho caucásico falocéntrico...