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España España · Madrid
Voto de Damarela:
7
Comedia George Banks, un hombre maduro pero de espíritu joven, no acaba de aceptar que su hija de 22 años, para él todavía una niña, se vaya a casar. Aunque todos creen que el novio es un chico estupendo, precisamente esto lo convierte en enemigo de su futuro suegro, que tiene miedo a perder a su hija para siempre. A eso habría que añadir el disparatado coste de la boda. (FILMAFFINITY)
17 de marzo de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por regla general no soy amiga de los remakes de películas, sobre todo de aquellas que ya tuvieron éxito en su tiempo y estaban bien tal y como estaban, pero con “El padre de la novia” tuve que hacer una excepción: la versión de 1991 me gusta más que la original de 1950. Por supuesto, no estoy queriendo decir que Spencer Tracy lo hiciera peor que Steve Martin (¡Dios me libre de insinuar tal cosa!) pero éste último me parece un actor ligeramente mediocre y aquí hace un gran papel. Quizás porque hace de lo que sabe hacer, de él mismo. Con otras palabras, el papel de padre agobiado y un poco patoso le da la excusa perfecta para lucirse, y la clave está en que Steve Martin no intenta emular a Spencer Tracy, le da otro toque, ese suyo tan personal que bien conocemos, que provoca la risa fácil.

Esta comedia ligera, que retransmiten 4 veces al año en horario de 17:00, es una de las clásicas a la hora de que padres y novios se enfrenten a su propia boda. Si ahora todas las novias ven “Planes de Boda” para inspirarse, antes veían “El padre de la novia”. El argumento es muy sencillo: un padre recibe con horror la noticia de que su jovencísima y adorada hija va a casarse. Todo lo que conlleva la organización de la boda (conocer al yerno, a los consuegros, al wedding planner, los gastos de la celebración y convite…) provocan poco menos que úlceras de estómago en nuestro tacaño e hipocondríaco protagonista.

El guión es muy obvio así como la ejecución que Charles Shyer hace de ella, pero ello no va en detrimento de la película, que en parte es una sátira hacia el escandaloso e indecente gasto que acarrean las bodas, así como el acontecimiento social que supone, en caso de que la familia sea de clase bien; y en parte es una enseñanza, consecuencia de nacer ser vivo en el planeta Tierra: los peques vuelan del nido. Ley de vida.

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Fragmento extraído de www.generacionfriki.es
Damarela
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