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España España · Crystal Lake
Voto de Biopunk:
2
Ciencia ficción. Aventuras. Fantástico El doctor Alan Grant, ansioso por conseguir fondos que financien su estudio sobre la inteligencia del velociraptor, acepta la oferta de una pareja de millonarios, Paul y Amanda Kirby, para sobrevolar la Isla Sorna (Costa Rica), poblada por dinosaurios creados genéticamente. Tras un aterrizaje forzoso en la isla, Alan descubre que los Kirby estaban buscando a su hijo adolescente, perdido en la isla tras un accidente de parapente. (FILMAFFINITY) [+]
15 de octubre de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva visita a la isla B, aunque bien podría ser la Z. Al parecer en este mundo a nadie le importa que haya una isla de dinosaurios en medio del océano, así que no solo la dejan virgen para no contaminar el ambiente de esos animales inteligentes, sino que cualquiera puede hacer el gilipollas en las cercanías, sobrevolarla o aterrizar en ella.

Entre los depredadores del lugar se ha colado un Tarzán adolescente y sus padres, una repelente pareja divorciada cuyos diálogos se reducen a 'lo encontraremos', 'seguro que está bien' y poco más, deciden que es momento de ir a buscarlo y traerlo a la civilización. Para ello contratan al protagonista de la primera entrega, que en esa isla no ha estado en su vida pero oye, algo sabrá. Éste por supuesto acepta a pesar de haber asegurado minutos antes de que jamás iría allí por nada del mundo. Bueno, en realidad le mienten para convencerlo, pero para el caso es lo mismo.

Lo que sucede en la isla es una especie de comedia absurda perfecta para ver con amigos y mucha droga. O más bien ésa es la única forma de verla. La pareja haciendo el ganso, el crío lanzando granadas de humo, el dinosaurio sonando allá donde va (se había tragado el teléfono…), el crío haciendo comentarios surrealistas del estilo 'ah, eres el tío ese, he leído tu libro', o '¿han venido mis padres? pues con lo poco que pegan juntos' al primer hombre que ve en semanas, el arqueólogo con el silbato para Raptores, el Raptor hablando en el sueño, el momento 'he recuperado tu sombrero'… Será por chorradas, oiga.

Solo un apunte. En la primera película, a la historia principal se sumaba una paralela tratada con sutileza, la madurez en la mentalidad del personaje de San Neill con respecto a formar una familia. Laura Dern le encasquetaba a los niños con picardía para promover esa evolución y que llegase a ver que los hijos eran algo bueno. Las miradas de ambos personajes al final son todo lo que necesitamos para entender que han superado ese pequeño bache en su relación, y los hechos de toda la película así lo confirmaban.
Esta tercera entrega no tarda ni cinco minutos en tirar esa relación abajo. Menuda desfachatez, ya podían haber sido un poco más respetuosos. La actriz, por cierto, solo hace un cameo y aún así es la mejor de toda la película. O puede que sea por eso, no le dan tiempo a ponerse en ridículo.

Altamente prescindible.
Biopunk
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