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Voto de Biopunk:
8
7,2
12.445
Terror. Ciencia ficción
Después de la huida del monstruo creado por el doctor Frankenstein (Colin Clavel), el siniestro Dr. Praetorius (Ernest Thesiger) propone al cientifico la creación de una compañera para el monstruo. (FILMAFFINITY)
22 de abril de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya pieza se ha sacado de la manga James Whale con esta secuela. Entiendo perfectamente que algunos espectadores prefieran ésta a la original pese a ser una película ligeramente inferior, pero vayamos por partes.
El primer tercio de película es principalmente lo que lastra el conjunto y le impide ser una obra redonda. Se pierde valioso tiempo en resumir lo ocurrido en la original para luego repetir exactamente el mismo esquema: el pueblo persigue al monstruo que solo busca alguien que no lo odie o vivir tranquilo sin que intenten asesinarlo cada vez que lo ven. Entiendo que lo que el director pretende es describir bien el contexto para que entendamos lo que viene después y las ideas que quiere transmitir, pero resulta una parte precipitada poblada de personajes histéricos que no termina de casar con lo demás, y que termina por caer en el ridículo cuando aparece el nuevo científico loco y muestra los monstruitos en frascos. Esa escena no sé si en su momento pretendía dar miedo o risa, pero sí sé que hoy solo provoca bochorno, no se entiende a qué viene y nada tiene que ver con el resto de la película, mucho más científica que fantástica.
Por suerte, una vez que todas las piezas están en su sitio y hemos conseguido aguantar ese mejorable inicio, la obra cambia radicalmente de calidad y vuelve a rozar la excelencia. Regresan las escenas hipnóticas, por pantalla se pasean personajes esquizofrénicos, el guion está repleto de frases icónicas, el ritmo es endiablado, la estética fascinante. En un abrir y cerrar de ojos te encuentras absorbido por una arrolladora historia retrofuturista gótica sobre dioses y monstruos, odio y amor, marginados sociales y… algo más.
¿Algo más? Algo más. Que levanten la mano todos los que viendo la película llega un momento en que empiezan a notar que parece haber una historia subyacente. Una vez la idea se instaura en la mente ya no hay vuelta atrás. La obra empieza a percibirse de una forma diferente y, lo que es mejor, todo cuadra tan bien que resulta imposible de creer que no esté hecho a sabiendas.
Es ahí donde la cinta se eleva otro peldaño y, a pesar de sus defectos, roza la maestría. No es lo que cuenta, sino lo que no cuenta, o lo que cuenta entre lineas. Resulta ser uno de esos casos donde un mensaje escondido se cuela en una película comercial, lo que en sí mismo es un arte.
En el spoiler continúo desgranando esa doble lectura.
Para rematar esta parte, decir que es una película totalmente recomendable, incluso imprescindible. Pese al tosco inicio, eventualmente se rehace y termina siendo un ejercicio maestro de ciencia ficción y terror. La dirección es muy buena y el clímax final es una total locura expresionista de primeros planos y tenebrosa ambientación entre lo gótico y lo científico que además nos deleita con una de las escenas más imperecederas del terror: La novia vive. Elsa Lanchester en apenas unos minutos inmortaliza una interpretación inquietante grabada a fuego en el imaginario colectivo. Boris Karloff, por su parte, firma de nuevo otro extraordinario trabajo, puede que superior al de la primera parte. Una maravilla digna de ver.
El primer tercio de película es principalmente lo que lastra el conjunto y le impide ser una obra redonda. Se pierde valioso tiempo en resumir lo ocurrido en la original para luego repetir exactamente el mismo esquema: el pueblo persigue al monstruo que solo busca alguien que no lo odie o vivir tranquilo sin que intenten asesinarlo cada vez que lo ven. Entiendo que lo que el director pretende es describir bien el contexto para que entendamos lo que viene después y las ideas que quiere transmitir, pero resulta una parte precipitada poblada de personajes histéricos que no termina de casar con lo demás, y que termina por caer en el ridículo cuando aparece el nuevo científico loco y muestra los monstruitos en frascos. Esa escena no sé si en su momento pretendía dar miedo o risa, pero sí sé que hoy solo provoca bochorno, no se entiende a qué viene y nada tiene que ver con el resto de la película, mucho más científica que fantástica.
Por suerte, una vez que todas las piezas están en su sitio y hemos conseguido aguantar ese mejorable inicio, la obra cambia radicalmente de calidad y vuelve a rozar la excelencia. Regresan las escenas hipnóticas, por pantalla se pasean personajes esquizofrénicos, el guion está repleto de frases icónicas, el ritmo es endiablado, la estética fascinante. En un abrir y cerrar de ojos te encuentras absorbido por una arrolladora historia retrofuturista gótica sobre dioses y monstruos, odio y amor, marginados sociales y… algo más.
¿Algo más? Algo más. Que levanten la mano todos los que viendo la película llega un momento en que empiezan a notar que parece haber una historia subyacente. Una vez la idea se instaura en la mente ya no hay vuelta atrás. La obra empieza a percibirse de una forma diferente y, lo que es mejor, todo cuadra tan bien que resulta imposible de creer que no esté hecho a sabiendas.
Es ahí donde la cinta se eleva otro peldaño y, a pesar de sus defectos, roza la maestría. No es lo que cuenta, sino lo que no cuenta, o lo que cuenta entre lineas. Resulta ser uno de esos casos donde un mensaje escondido se cuela en una película comercial, lo que en sí mismo es un arte.
En el spoiler continúo desgranando esa doble lectura.
Para rematar esta parte, decir que es una película totalmente recomendable, incluso imprescindible. Pese al tosco inicio, eventualmente se rehace y termina siendo un ejercicio maestro de ciencia ficción y terror. La dirección es muy buena y el clímax final es una total locura expresionista de primeros planos y tenebrosa ambientación entre lo gótico y lo científico que además nos deleita con una de las escenas más imperecederas del terror: La novia vive. Elsa Lanchester en apenas unos minutos inmortaliza una interpretación inquietante grabada a fuego en el imaginario colectivo. Boris Karloff, por su parte, firma de nuevo otro extraordinario trabajo, puede que superior al de la primera parte. Una maravilla digna de ver.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El ‘algo más’ es una alegoría sobre la homosexualidad, la necrofilia, la iglesia y la sociedad. Sin embargo, yo voy a generalizarlo más y decir que es una alegoría sobre no encajar en la sociedad, no pertenecer a lo aceptado como normal. Ser un marginado, un ‘freak’, y las consecuencias de ello.
- El monstruo es un marginado. Lo que tiene de diferente es su aspecto, y por ello es rechazado por el mundo. Sus intentos de pertenecer al mismo son infructuosos y terminan siempre en dolor, tristeza y soledad. No pertenece al colectivo de los vivos.
- En sus desventuras encuentra un amigo, que resulta ser otro marginado: un hombre ciego. Pero no es a él a quien no ve (al contrario, es el único que ve al monstruo como es en realidad), es a la sociedad a la que no ve, y no quiere ver. El hombre mismo nos cuenta que lleva años apartado, viviendo en soledad, esperando el día que alguien como él llegue para poder compartir la vida. Pero la sociedad no se contenta solo con apartar al diferente de su entorno, necesita también destruir su pensamiento dispar. Es por ello que regresa como una amenaza y separa a los dos marginados de nuevo. Su amistad en sí misma es una afrenta a sus creencias.
- Tras el suceso, el monstruo escapa a un cementerio, donde destruye figuras religiosas (pérdida de la fe) y se introduce en una tumba (sacrilegio). A un cadáver que allí encuentra, le pregunta si es un ‘amigo’ (rechazo hacia los vivos).
- Allí conoce al Dr. Praetorius, que está teniendo una cena con… el cadáver de una joven. Otro marginado. En su conversación se vuelve a remarcar la idea de preferir a los muertos sobre los vivos (aparece la idea del suicidio). La sociedad los ha rechazado por diferentes y ellos contestan con rencor y odio, mientras su interior se marchita en depresión.
- El monstruo es en este punto es consciente de la decadencia del mundo que lo rodea, y es consciente de sí mismo, de su diferencia. No puede pertenecer a esa sociedad que, por otro lado, lo rechaza automáticamente. Pero aún así guarda un halo de esperanza: a lo mejor aún puede conocer a alguien como él, y conseguir una felicidad que parece utópica.
- Sin embargo la nueva marginada, a pesar de tampoco pertenecer a esa sociedad, lo encuentra también horroroso. Dos marginados no hacen una pareja feliz, lo más probable es que solo hagan a dos marginados. También se puede ver como el desamor provocado por una relación en la que creías. Más dolor, más decepción, más soledad. En el final los marginados se suicidan, prefiriendo la muerte a una vida de dolor, a una depresión insostenible. Solo se salvan los aceptados socialmente: el doctor Frankenstein, que pese a haber tocado la marginalidad la ha rechazado y vuelto a lo ‘normal’, y su arquetípica esposa.
-- James Whale fue un marginado caído en la depresión que terminaría suicidándose en 1957. Con ‘La novia de Frankenstein’ plasmó sus sentimientos y preocupaciones en una historia, a su vez, premonitoria de su propio destino.
- El monstruo es un marginado. Lo que tiene de diferente es su aspecto, y por ello es rechazado por el mundo. Sus intentos de pertenecer al mismo son infructuosos y terminan siempre en dolor, tristeza y soledad. No pertenece al colectivo de los vivos.
- En sus desventuras encuentra un amigo, que resulta ser otro marginado: un hombre ciego. Pero no es a él a quien no ve (al contrario, es el único que ve al monstruo como es en realidad), es a la sociedad a la que no ve, y no quiere ver. El hombre mismo nos cuenta que lleva años apartado, viviendo en soledad, esperando el día que alguien como él llegue para poder compartir la vida. Pero la sociedad no se contenta solo con apartar al diferente de su entorno, necesita también destruir su pensamiento dispar. Es por ello que regresa como una amenaza y separa a los dos marginados de nuevo. Su amistad en sí misma es una afrenta a sus creencias.
- Tras el suceso, el monstruo escapa a un cementerio, donde destruye figuras religiosas (pérdida de la fe) y se introduce en una tumba (sacrilegio). A un cadáver que allí encuentra, le pregunta si es un ‘amigo’ (rechazo hacia los vivos).
- Allí conoce al Dr. Praetorius, que está teniendo una cena con… el cadáver de una joven. Otro marginado. En su conversación se vuelve a remarcar la idea de preferir a los muertos sobre los vivos (aparece la idea del suicidio). La sociedad los ha rechazado por diferentes y ellos contestan con rencor y odio, mientras su interior se marchita en depresión.
- El monstruo es en este punto es consciente de la decadencia del mundo que lo rodea, y es consciente de sí mismo, de su diferencia. No puede pertenecer a esa sociedad que, por otro lado, lo rechaza automáticamente. Pero aún así guarda un halo de esperanza: a lo mejor aún puede conocer a alguien como él, y conseguir una felicidad que parece utópica.
- Sin embargo la nueva marginada, a pesar de tampoco pertenecer a esa sociedad, lo encuentra también horroroso. Dos marginados no hacen una pareja feliz, lo más probable es que solo hagan a dos marginados. También se puede ver como el desamor provocado por una relación en la que creías. Más dolor, más decepción, más soledad. En el final los marginados se suicidan, prefiriendo la muerte a una vida de dolor, a una depresión insostenible. Solo se salvan los aceptados socialmente: el doctor Frankenstein, que pese a haber tocado la marginalidad la ha rechazado y vuelto a lo ‘normal’, y su arquetípica esposa.
-- James Whale fue un marginado caído en la depresión que terminaría suicidándose en 1957. Con ‘La novia de Frankenstein’ plasmó sus sentimientos y preocupaciones en una historia, a su vez, premonitoria de su propio destino.