Intrigante historia, de las que le gustan a Hitchcock, con enredos entre los diferentes personajes y una historia cuya base reside en el ¨falso culpable¨, tema recurrente en sus trabajos. Aunque ésta contiene un tono humorístico que anula la tensión y suspense propios del director.

Aunque no sea de sus grandes películas, resulta entretenida, con un ritmo que se lleva bien, diálogos interesantes y un manejo de la cámara notable.
La trama se nos desenvuelve desde el punto de vista del personaje de Cary Grant. Un personaje que resulta un tanto ambiguo, que incluso hace dudar al espectador en alguna ocasión de si será realmente inocente. Y luego está Grace Kelly, que no aporta nada aparte de su belleza.

Lo peor es el final. A lo mejor saltaba la sorpresa en su época, pero hoy día resulta predecible y no se consigue el impacto deseado. La base de la que parte la película es muy simple, y aunque es de aplaudir que aún con eso se logre construir una película amena y de cierto nivel, esa simpleza se transmite hasta el desenlace.

Aún con esto, se conserva bastante bien. Pero si no fuera por la técnica del director, su juego de planos y sus dobles sentidos, la película no sería nada. Recomendable, aunque obra menor.