El vampiro es un ser tan utilizado y degradado en el cine que se agradecen películas como Byzantium, sin acción inútil, sangre gratuita, romances perfectos e incluso con poco terror. En su lugar se presenta un tranquilo drama vampírico, que se toma su tiempo en la narración, visualmente elegante y estructurado. Una historia que alterna dos lineas temporales: una actual y otra pasada, contada mediante flashbacks.

Su estructura narrativa capta la atención, midiendo lo que cuenta en cada momento, dando lo justo para entretener y que el espectador se interese por la historia de las dos protagonistas y su misterioso pasado.

Se podría sacar más de ella, dando más importancia al hotel que otorga título al film, recreándose más en los momentos dramáticos, o exprimiendo la capacidad interpretativa del reparto, que lo encuentro un poco limitado. Por otra parte es una película equilibrada, que sin destacar demasiado, tampoco desmerece.