Cierre de una trilogía que consigue levantarse tras una floja segunda entrega y nos ofrece una aventura espacial con ritmo, acción, sonrisas y lágrimas.

La película explora el único misterio en el aire que dejaban las anteriores: el origen de la depresión de Rocket; o lo que es lo mismo, el trauma que sufrió en el pasado y que lo convirtió en lo que conocemos, física y emocionalmente. El entrelazado de los flashbacks con el presente se lleva con soltura. La de Rocket resulta ser una historia triste e interesante y, demos gracias al creador, carente de humor. Con respecto a eso me atrevería a decir que esta entrega es la que mejor balancea la ecuación del drama y la comedia, ya no de los Guardianes sino de todo Marvel. Punto positivo.

Y enlazando con Marvel, si tengo que pensar en lo más negativo de la cinta, diría que es precisamente pertenecer a ese universo. Los Guardianes son probablemente lo mejor que ha parido la galaxia marvelita, y son películas que funcionan por sí mismas sin estar entrecruzadas con otras tramas que a nadie le importan. Digo esto porque la película empieza dañada por el tema de Gamora, que yo ni siquiera recordaba. Tú te pillas las tres películas y las ves seguidas y llegas a esta parte y no tienes ni idea de qué coño ha pasado con Gamora desde el final de la segunda y obviamente no vas a ponerte a navegar entre los 20 bodrios anuales de Marvel para encontrar los que tienes que ver para enterarte. James Gunn sale del paso de forma elegante, resumiendo el suceso en una conversación de medio minuto que te pone en contexto y a seguir funcionando, cosa que a mi me sirve, pero raro queda.

En fin, volviendo a lo que nos atañe. Interpretaciones correctas tanto del reparto de carne y hueso como del engendrado por el CGI, lo que nos lleva también a alabar los efectos especiales y el maquillaje. Al girar la trama en torno a científicos con complejo de Dios y sus experimentos creacionistas tenemos toda una retahíla de mutaciones cibernéticas de lo más variopintas paseándose por pantalla, adentrándose con timidez en el ‘body horror’, lo que resulta infrecuente en el cine comercial. Hay infinidad de referencias a múltiples películas clásicas de ciencia ficción, desde ‘Frankenstein’ a ‘Robocop’ pasando por la deidad del género, ‘2001: A Space Odyssey’.

Los mensajes que deja la película son de carácter muy positivo, en consonancia con los de las anteriores entregas, y sirven como cierre final coherente con la temática de toda la saga. Vive la vida, busca tu sitio en el mundo, lucha por tus amigos y tu familia sin importar el enemigo o las dificultades. Vale la pena vivir y morir para defender tu galaxia personal. Recuerda que la belleza está en el interior y toda forma de vida importa. Pero sobre todo, no te olvides de celebrar tus victorias, que no todo es sufrir en la vida. ¡Música, risas y a bailar!