Me esperaba mucho menos de esta película de un Stephen Moyer que no termina de arrancar como actor de películas y cuya última que vi «The caller» no me terminó de gustar. Ya sé que él no es el director ni guionista pero uno tiene que saber escoger sus papeles. Dicho esto, decir que no me parece de terror sino más bien de suspense, puesto que hay que averiguar qué fue lo que pasó en una especie de zona abandonada, no sé si es una gasolinera.

A mí me tuvo en vilo intentando averiguar qué había pasado y no fue hasta el final que no supe exactamente el orden de acontecimientos. Y es que una cosa que me gustó es que intercalan las diferentes grabaciones de los protagonistas, es decir, que hay varias cámaras y vamos viendo poco a poco todas las grabaciones hasta el final. Si es que si una película te tiene enganchado hasta el final, mala no puede ser.

Los actores que aparecen son conocidos; Moyer, Mitchell, Dickey —«True blood», «The possession of Michael King»—, Lennix —«Batman v. Superman: El amanecer de la justicia»—. Si tuviera que comparar esta película con la música lo haría con el disco de Anaïs «The love album», que cuando lo acabas de escuchar, sin ser grande, te queda la sensación de que has oído algo decente.