Una película de terror que no tiene nada de terror si no es por las torturas que se infligen pero que son bastante pocas en relación al thriller que vemos en pantalla. Un hombre que se dedica a hacer modificaciones corporales desde las más suaves como piercings en los genitales hasta coser la boca a sus víctimas es el protagonista de este telefilme de sobremesa de los sábados. Tan visible como olvidable a los cinco minutos de haberlo visto.

Se supone que es de suspense y terror pero justamente eso que debería tener es lo que más le falta. Y ya el último acto es de coña. Menos mal que vivimos en un mundo tolerante donde a un hombre con tatuajes como a LaSardo le dan papeles de hombre de negocios con mujer e hijos que viven en una casa en el campo viviendo una vida normal y no cameillos de segunda, cuando no criminal.

De Robert Englund ya ni hablamos, creo que este es el papel aparte de Freddy con más tiempo en pantalla que le he visto EN AÑOS. Y Amy Smart, no cambia, ella está siempre igual y aquí tampoco sale mucho. Si te gusta la temática de Internet que aquí tampoco es que esté demasiado presente puedes ver mi lista de tópic: películas de terror relacionadas con Internet, aquí en FA.