Buena recreación de la vida en la postguerra española. Aunque el argumento está ya muy explotado, esta vez es diferente, tiene suspense y por tanto, un desenlace final, todo visto a través de los ojos de un niño.

La película situa una pequeña aldea rural de Cataluña al final de la guerra civil, cuando salen a relucir los rencores entre vecinos, el poder sin justificación del vencedor sobre el vencido hasta la humillación extrema, el miedo a la protesta, para poder subsistir la familia y salir adelante, aunque sea con la pérdida de los propios ideales e incluso de la razón. Parece mentira que todo esto pasase, pero así fue.

Pero se distingue sobre las demás en que se limita a contar una determinada situación a partir de un asesinato, sin juzgar a nadie, ya sea facha o rojo, limitándose a contar una historia y sus personajes. Las situaciones que se dieron después de dicha guerra ya las sabemos y no hay que olvidarlas, pero al final, otras películas se hacen repetitivas.

Dura y buena película, seguramente merecedora de todos los premios Goya que se llevó (lo digo porque el resto de las nominadas no las he visto aún, solamente la de "Balada triste de trompeta" y me pareció un "petardo").

La escena inicial con el despeñamiento de un carruaje es impresionante y adelanta lo bien hecha que está, en cuanto a ambientación, vestuario, decorados, etc.

El montaje es un poco complejo y si no estás atento, te puedes perder un poco. Para mí la película debería haber estado más centrada en los principales protagonistas. Hay secundarios que te logran sacar del tema principal, y alguno casi que sobra, pues no aporta mucho. De la música prácticamente ni te enteras, queda totalmente en plano secundario, lo que me pareció bien, porque evita dicha desconcentración.

Pero lo mejor es la interpretación del niño (Francesc Colomer): él solito lleva toda la película y te cuenta la historia a través de esos ojazos que todo lo espían (siempre está oculto observando, bien detrás de un árbol, bien a través de una ventana, a sus padres, al amigo enfermo, etc.), primero desde la inocencia propia de su edad, para ir madurando luego a golpes, hasta llegar al más completo desencanto y al rencor, cuando se da cuenta que el mundo que le rodea está lleno de mentiras.

La madre del niño (Nora Navas) hace igualmente una interpretación genial, con mucha fuerza.

Los diálogos del padre con el hijo son buenos y también los que tienen entre sí las mujeres, más aún el que mantiene la madre con la viuda del asesinado (atención, pues en esta conversación se entenderá todo). Y no voy a olvidarme de la niña, que también borda su papel de mitad niña/mitad adulta.

Película recomendable.