Al leer la SINOPSIS se dice que uno de aquellos oficiales asesinados en era padre del director Wajda, en el desarrollo de la película se puede apreciar nítidamente que el director, que aquí es además guionista, tiene un profundo conocimiento de la estética castrense.

Esta película refleja de forma magistral lo que sin duda Wajda debió conocer en sus años jóvenes, la ética que rige el comportamiento del militar profesional, donde el honor y el sacrificio son su valor máximo, y que aprovecha para denunciar igualmente de forma magistral las atrocidades cometidas por el ejercito rojo, donde los comisarios políticos controlaban toda su estructura.

Porque el ejercito rojo no solamente era cruel con sus enemigos, contra el pueblo polaco, atrocidades que luego se repetirían con el pueblo alemán, alguna de cuyas acciones vandálicas quedaría reflejadas en películas referentes a la ocupación de la Prusia Oriental, como en el caso de Noche de angustia de F. Wisbar o en la más reciente del Gran éxodo de K. Wessel, sino que eran crueles con sus propios soldados a los que no dudaban en mandar a una muerte segura en el campo de batalla a cambio, muchas veces, de nada.

Esta película tiene una segunda vertiente no menos importante y desarrollada igualmente de forma muy acertada y es la exaltación del valor del individuo frente a las organizaciones por muy sagradas que sean.

Wajda nos da una película que una obra magnifica digna de verse.

Gonzalo Eugenio