A Reese Witherspoon le han dado muchos papeles de chica pija y maquiavélica. Es un mal papel para encasillarse, porque llega una edad en la que ya no puedes hacer de adolescente que quiere comerse el mundo.

Esta película es entretenida, aunque a este lado del charco todas esas tonterías de realizar actividades extraescolares para ganar puntos para poder entrar en una universidad elitista nos pillan un poco lejos. Pero bueno, vas viendo cómo la historia se vuelve más truculenta a cada rato, y así vas pasando la tarde.
El guión es predecible, lo cual no quita que te lleves alguna sorpresa y que te rías con los disparates que se les ocurren.

Witherspoon consigue ser todo lo repelente que se espera de ella. Y ha sido agradable volver a ver a Broderick, aunque sea en una peli de los 90.