Una película que no me apetecía mucho ver cuando leí la sinopsis; me parecía que sería una ñoñez llena de misticismo new age de salón. Pero me equivoqué. Por suerte, decidí darle una oportunidad.

Buena animación, el yeti me pareció encantador, los niños son menos detestables que de costumbre... y, oh sorpresa, evolucionan durante la cinta. Son muy diferentes al acabar, y se trata de un cambio paulatino y natural, debido al curso de los acontecimientos. Esto es algo de agradecer si miramos el panorama de cine actual, donde muchos personajes irritantes no aprenden absolutamente nada de la vida.

Recomendable para todos los públicos.