Por obvio que pueda parecer, y el hecho sobre decirlo quizás demuestre nuestra disponibilidad, a veces no está demás recordar lo necesario que resulta volver a dar oportunidad de agrado a aquellas cintas que vimos en su momento.

Como pueda ser en mi caso, sin tratarse concretamente de mi género predilecto, del título dirigido por Park Chan-Wook, LA DONCELLA.
La película realizada en 2016 resultó ser toda una sorpresa para el público y la crítica que en su día acudió al estreno de esta fantástica y excelente obra que relata una de las mejores historias de amor entre dos mujeres. Preciosa en la narración, albergando en ella varias capas de pensada lectura y un preciso músculo directivo, tanto por la dirección de actores como por el propio artefacto fílmico, que convierten este equipo en un pilar fundamental de sustentación para el único punto en contra, personalmente, que yo le encuentro en sus tranquilas dos horas y diecinueve minutos de fascinación.

Creo que se trata de un pequeñísimo fleco que también es una clara señal de la enorme tarea de guion y de la orquesta de medios, tanto por su tierna fotografía como por el más que acertado acoplamiento de música, sin llegar a estorbar en ningún momento (todo lo contrario), que evidencian un grandísimo despliegue audiovisual en la carrera del director surcoreano.

"La doncella" es una película narrada con mucha ternura, con un pulsómetro en el ritmo cuidado y meticuloso, en el tono y en los diálogos de sus personajes, rodada con amor y pasión, colocándose en una de las mejores y grandes películas de la década pasada.
Y en esta línea, con una temática parecida (que no igual) por la relación de sus protagonistas, yo la recomiendo encarecidamente a la par con "Carol", de Todd Haynes.
Ambas, para mí, excelentes obras en su categoría.