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Voto de Juan Marey:
7
Cine negro Un hombre inocente, recién salido de la cárcel, decide buscar a los que lo mandaron a prisión para vengarse de ellos. (FILMAFFINITY)
6 de enero de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert Parrish es considerado como uno de los más interesantes representantes de lo que podríamos definir como “director artesano con interés” que acogió el cine norteamericano de los cincuenta. Empezó como actor en su juventud, colaborando en pequeños papeles, por ejemplo en obras de John Ford (“El delator” o “Pasaporte a la fama”), y se convirtió en montador, la primera vez para el mismo John Ford en “Corazones indomables” (1939), y colaborando nada menos, entre otros, que con Max Ophuls, en “Atrapados”(1949), o Rossen, en “El político”(1949) y “Cuerpo y alma”(1947), por la cual fue reconocido por un Oscar. Gracias al actor Dick Powell dio sus primeros pasos en la dirección con “Un grito de terror”, desarrollando una filmografía que abarca hasta 1974 y que en los 50 tiene su cenit, destacando un excelente western “Más allá de Río Grande”(1959), con Robert Mitchum, o interesantes obras como “El poder invisible” (1951), “Más rápido que el viento” (1957) o “Llanura roja”(1955).

“Grito de terror” ya nos muestra las trazas de un realizador que no se limitaba a poner en imagen un guion solvente pero carente de atisbos de genialidad –obra de William Bowers, basado en una historia de Jerome Cady-. Desde esas imágenes iniciales insertas junto a los títulos de crédito, Parrish nos mostrará un Los Angeles desprovisto de “glamour”, sus calles aparecen como un contexto arquitectónico casi fantasmal y desprovisto de vida real. En todo momento, ayudado por la turbia fotografía brindada por Joseph F. Biroc, la película sabe proponer un estado de escepticismo al que contribuirá no poco el predominio de nocturnos, o la excelente utilización que se ofrece de la presencia de sus no muy abundantes primeros planos. Unamos a ello el estallido de tensión que la película establece con seguridad, proponiendo una adecuada progresión a una historia que, sin salirse en ningún momento de unos cauces más o menos arquetípicos, está planteada y resuelta con agilidad, concisión y una atmósfera estimulantemente opresiva.

Una poco conocida película de Cine Negro de serie "B" que nos ofrece casi todo lo que se le puede pedir a un film de este género. La historia es sencilla pero tiene un indudable interés, que va creciendo continuadamente hasta llegar a un estupendo y "negro" final. Ochenta minutos de puro placer del género negro.
Juan Marey
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