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Voto de Juan Marey:
8
Drama En un país regido por una corrupta democracia, donde el gobierno utiliza a la Policía y al Ejército para erradicar cualquier amenaza izquierdista, un diputado de la oposición es asesinado en plena calle cuando acababa de presidir un mitin de carácter pacifista. De la investigación del caso se encarga un joven magistrado, consciente de que se trata de un crimen político cometido por dos sicarios a sueldo. Al mismo tiempo, un ambicioso ... [+]
12 de abril de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación para la gran pantalla de una novela del escritor y diplomático Vassilis Vassilikos en la que se denunciaba el asesinato en 1963 de Grigoris Lambrakis, diputado griego de izquierdas y pacifista. El responsable del guión fue Jorge Semprún y el director, Constantin Costa-Gavras, el resultado, una de las mejores películas sobre política rodadas jamás. Antes de entrar en materia hablemos un poco de este interesante director. Junto con Gillo Pontecorvo y Francesco Rosi, el cineasta greco-francés Constantin Costa-Gavras ha sido el máximo representante del cine político, corriente surgida a mediados de los años 60 y definida por su carácter marcadamente reivindicativo e izquierdista, la película que dio fama internacional a este autor fue “Z”, el film que hoy nos ocupa, “Z” forma parte de una "trilogía política" que se completa con “La confesión” (1970), basada en el libro de Artur London sobre su proceso en Checoslovaquia, y “Estado de sitio” (1973), el relato de la formación de los escuadrones de la muerte en América Latina financiados por Estados Unidos y la actividad revolucionaria de los tupamaros, también es suya la estupenda “Desaparecido” (1981) en la que se nos habla del colaboracionismo del gobierno norteamericano en el golpe de estado de Chile.

Pasemos a hablar un poco de este interesante Thriller político, “Z”. Con el fin de plasmar una historia de ámbito universal, Costa-Gavras optó por la falta de concreción, tanto de las coordenadas geográficas en las que discurre la acción (se trata de un país mediterráneo indeterminado, si bien las referencias a Grecia son evidentes); como de los nombres de los protagonistas, que son presentados por el trabajo que desempeñan. La película comienza con la advertencia de que cualquier parecido con la realidad “no es fruto del azar“, y termina con un breve pero devastador epílogo que muestra la sinrazón y catadura moral de las dictaduras; entre ambos momentos discurre un brillante e ingenioso ejercicio de montaje, que rompe con la habitual linealidad de las películas al uso, ofreciéndosenos una película narrada con un ritmo trepidante, subrayado por la magnífica música de M. Theodorakis.

La repercusión de “Z” fue tan grande que, a pesar de la precariedad de medios con que fue rodada, se alzó con cinco nominaciones a los Oscar de Hollywood de 1969, convirtiéndose en el primer film nominado simultáneamente en las categorías de Mejor Película y Mejor Película Extranjera (premio que ganó junto con el de Mejor Montaje). En el Festival de Cannes, consiguió el reconocimiento público al otorgársele el Premio del Jurado y el Premio al Mejor Actor para Jean-Louis Trintignant, que realizó una de las interpretaciones más soberbias de su carrera encarnando el personaje del juez. En definitiva, una magnífica película de combate, que cumple con su finalidad de denuncia de la injusticia, removiendo conciencias y despertando sensibilidades, un film que ha jugado un papel decisivo en la evolución de un género tan importante en la década de los 70 como fue el cine político.
Juan Marey
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