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Voto de Juan Marey:
9
Intriga. Fantástico. Terror En el Madrid castizo de finales del siglo XIX, el enigmático fantasma del doctor Mantua revela al joven Basilio la existencia de una ciudad subterránea en la que habitan unos siniestros personajes dedicados a actividades criminales. Basilio consigue dar con la Torre de Los Siete Jorobados, en cuyo interior permanece secuestrada e hipnotizada Inés, la sobrina del difunto doctor... (FILMAFFINITY)
27 de septiembre de 2015
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera de lo que podríamos denominar trilogía criminal, costumbrista e irónica madrileña de Neville, que tendría su continuación en otras dos películas formidables, “Domingo de carnaval” (1945) y “El crimen de la calle de Bordadores” (1946). En “La Torre de los siete jorobados”, Neville adapta junto a José Santugini una novela de Emilio Carrere y con su habitual maestría nos refleja las costumbres y el clima castizo de una España que nos parece ya olvidada, y sobre todo de un Madrid, hoy perdido, donde se entremezcla la fantasía, la leyenda, el terror, lo policíaco, las aventuras,... todo ello mezclado con un toque de humor irónico que podemos encontrar en otras obras del autor.

Aunque es una película difícil de catalogar, creo que la definición de película fantástica sería la más aceptable para ella, pues está llena de muertos que se aparecen a los vivos para encargarles misiones, personajes siniestros (los jorobados), crímenes misteriosos sin resolver, ciudades escondidas bajo el suelo... Es cierto que una de las características más destacables de la película es el humor, pero la mayor peculiaridad en esta película es sin duda, la fantasía, que va desde el tema hasta los decorados, creando así un ambiente nuevo que parece recrear esa atmósfera surreal, cargada de ensueño y misterio, que engancha al que la ve desde los primeros títulos de crédito, hasta el último fundido en negro tras el fin del visionado. Tampoco podemos negar las claras influencias del cine negro y policíaco, al igual que en “Domingo de Carnaval” o “En el crimen de la calle Bordadores”, el tipo de planos que usa, el tema, el montaje... todo nos remite a este tipo de cine, lo cual creo que es de alabar, pues logró trasponer aquel género a Madrid y hacer que funcionase.

Como ya hemos comentado, “La torre de los siete jorobados” es una historia fantástica, no real, pero Neville logra que parezca plausible. Su Madrid está lleno de galerías, túneles, pasadizos... que conectan diferentes lugares de la ciudad, y que están magníficamente descritos, contó para ello con un equipo alemán que había trabajado en películas expresionistas, y que hacen que el decorado, con una iluminación mortecina, adquiera un aspecto de oscuro, tétrico, abandonado y peligroso, lleno de trampas y polvo que los siglos han ido acumulando en los olvidados caminos. Pero sin duda alguna, lo más impactante de los decorados es la torre que da nombre a la película, en la novela es una auténtica torre que se levanta al lado del hotel que habita Victorio Sabatino con su mujer y criados, sin embargo, Neville retorció más la idea de que la ciudad era subterránea, y esta torre no se alza hacia el cielo, sino que se hunde hacia las profundidades de la tierra en una espiral vertiginosa iluminada de forma muy acertada para que nos dé mayor sensación de altura, bueno, en este caso, profundidad, que se precipita hacia las simas más profundas del sub-mundo que existe bajo Madrid.

Uno de los films más interesantes y atractivos de la historia del cine español, una pequeña obra maestra.
Juan Marey
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