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Voto de Juan Marey:
8
Musical. Comedia En la acaudalada familia argentina de los Acuña la tradición exige que las hijas se casen por orden de edad. Cuando la mayor se casa, las otras dos hermanas apremian a la segunda, María, para que busque marido. Pero María todavía no ha encontrado un hombre que le guste. (FILMAFFINITY)
20 de octubre de 2013
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Bailando nace el amor” es un musical de William A. Seiter de 1942, protagonizado por Fred Astaire, Rita Hayworth, y Adolphe Menjou. El año, 1942, es importante porque explica varias cosas, como que el film sea un “remake” de “Los martes orquídeas”, una película argentina de éxito y cuyo título es plenamente comprensible para quien vea la cinta, o que la acción simule transcurrir en Buenos Aires, con la orquesta de Xavier Cugat aportando ritmos latinos y con Adolphe Menjou haciendo de millonario rioplatense que responde al nombre de Acuña. Todos esos elementos se dan porque Estados Unidos necesitaba asegurarse su “patio trasero” en época de guerra y tanto Argentina como Brasil se convirtieron en escenario de las andanzas de las estrellas de Hollywood durante un periodo en el que las exportaciones hacia Europa, ocupada por los nazis, eran casi, casi, imposibles y en el que era conveniente ganarse las simpatías populares de las plateas latinoamericanas, también tentadas por los sueños en color o en blanco y negro de la UFA alemana.

“Bailando nace el amor” es una de las primeras obras protagonizadas por Rita Hayworth, que apenas cuatro años antes aún se llamaba Margarita Carmen Cansino, aquí ya es la Diosa de la Columbia, el mito sexual pelirrojo cuya silueta decorará la bomba atómica que ha de arrasar Hiroshima tres años más tarde. Los números musicales de la película son estupendos, tanto el solo musical de Fred Astaire ante Menjou, convirtiendo todos los objetos del despacho en sus aliados coreográficos, como los pasos que se marcan él y ella; improbable galán de voz aterciopelada y cabeza en forma de bombilla, el genial Astaire, activa y vital ella, precursora involuntaria de otro tipo de mujer casi, casi feminista.

Una película muy agradable de ver, de esas que te hacen ir a la cama con una sonrisa, con un Fred Astaire sublime como siempre, un grandioso Menjou y que decir de nuestra querida Rita Hayworth, maravillosa.
Juan Marey
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