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Voto de Juan Marey:
8
Drama En el año 48 A.C., Cleopatra da la bienvenida a Julio César. La llegada del mandatario romano mejorará su posición, a la vez que la de César. Cuando éste muere, Cleopatra se sentirá atraída por Marco Antonio. Su romance será una fuente inagotable de problemas. (FILMAFFINITY)
14 de diciembre de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para el gran público el nombre de Cecil B. DeMille está asociado para siempre a las grandes súper producciones de temas históricos o bíblicos, pero también de películas de aventuras con lujosos presupuestos y repartos, desde “Rey de reyes” a “Sansón y Dalila” o “El mayor espectáculo del mundo”. Mitchell Leisen, que había trabajado a menudo con él como decorador o figurinista, confirmaba su legendaria reputación de megalómano al declarar que DeMille no tenía matices, todo en él estaba escrito con grandes letras de neón y con mayúsculas. Tras debutar en el cine mudo con un western, “El mestizo”, en 1914, Cecil B. DeMille mostró enseguida su gusto por el espectáculo y la reconstrucción histórica, al filmar en 1917 “Juana de Arco”, pero también por la comedia satírica que prefigura lo que será más tarde la comedia sofisticada en el cine de Hollywood. Luego se convirtió en uno de los principales directores de la “Paramount”, en donde dirigió en 1934 esta versión de “Cleopatra” con un lujoso casting: Claudette Colbert de reina egipcia, Warren William de Julio César y Henry Wilcoxon de Marco Antonio, el mismo Wilcoxon que 22 años después haría de generalísimo egipcio en “Los diez mandamientos”, una de las súper producciones más conocidas de Cecil B. DeMille en la década de los cincuenta.

Claudette Colbert logra dos secuencias de seducción absolutamente modernas y antológicas, repletas de humor y de erotismo, la primera cuando Cleopatra se introduce enrollada en una alfombra en el cuartel general de Julio César, desbaratando el complot que se ha urdido contra ella. La segunda cuando seduce a Marco Antonio, haciéndole beber, al tiempo que tiene un ataque de hipo y mientras un espectáculo musical es animado por odaliscas disfrazadas de panteras. El talento cómico de Claudette Colbert es bien utilizado por DeMille que sabe unir en su justa medida las escenas intimistas con las más espectaculares, utilizando diálogos de indudable modernidad.

En los comienzos del cine sonoro, en el año 1934, “Cleopatra” es sin duda una película espectacular, una súper producción que prefigura la controvertida carrera de Cecil Blount DeMille. Cuádrigas, danzas orientales, multitudes de soldados, de ciudadanos romanos, esmerados decorados, humor, sexo, erotismo y espectáculo, todo eso es Cecil B. DeMille y todo esto está ya en esta versión de “Cleopatra”.
Juan Marey
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