Desde que la vi por primera vez, allá por 2007, me cautivó sobradamente este excelente thriller jurídico de Gregory Hoblit, un director que, por otro lado, parece que se mueve muy bien en el género.

Willy es la última sensación entre los fiscales del distrito, con un alucinante porcentaje de casos ganados y que va camino del estrellato después de conseguir una entrevista para el lujoso gabinete de Wootom Sims. Solo tiene que quitarse de en medio un molesto y ruidoso caso que, parecía resuelto y muy sencillo… pero que se va complicando con el paso de los minutos: El ingeniero Crawford es el principal sospechoso de haber matado a su mujer, pero las pruebas, en el momento del juicio, se caen solas.

Así, Hoblit construye, alrededor de la historia de Daniel Plyne, una brillante película que consigue que no perdamos el interés en ningún momento, escondiendo bien las trampas y dosificando sobradamente bien sus sorpresas, de modo que sus casi dos horas de metraje se nos pasan en un suspiro. La química entre Gosling Hopkins hace el resto.

Los cara a cara que tienen juntos son una demostración de lo bien que se entienden y son conscientes del espacio que ocupa cada uno en pantalla. Hopkins está a gusto haciendo de villano, tan inteligente como el Lecter que tal vez ha sobreexplotado, pero diferente. Su motivación se basa en la presencia del que parece un oponente a su altura: Willy, con el Gosling encaja.

Una película que no os podéis perder.

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/