A veces una película no funciona por motivos insospechados y lejos de que su idea quede en el olvido, ahí están los principales responsables de Hollywood para meterte una nueva versión mejorada de la anterior. Ese es el caso que nos ocupa: ‘Hitman: Agente 47’.

Basada en un popular videojuego, esta nueva entrega del rapado asesino con un código tatuado en la nuca supone el reboot de una franquicia que no funcionó con Timothy Olyphant como protagonista en el año 2007. Su testigo lo coge Rupert Friend, conocido por tener mayor protagonismo en las recientes temporadas de la serie ‘Homeland’.

Tras ver el resultado final de la película, daría igual quién interpretara al agente 47 porque, sencillamente, sus responsables están empeñados en recalcarte que es una máquina de matar que no tuerce el morro ante las escabechinas que va preparando. Friend se dedica a poner el gesto serio durante los 90 minutos de acción acelerada, repetitiva y mal ejecutada que dura esta nueva aventura de ‘Hitman’. No funciona, porque los responsables no equilibran la balanza entre espectáculo-entretenimiento y calidad.

Es una propuesta muy fast food. En dos años podrían realizar otro reboot y la sucedería lo mismo en taquilla y a nivel de crítica. ‘Hitman’ solo tiene acción desmedida. Hay restos de algo parecido a un argumento en algún sitio de esta película, pero sinceramente acaban importándonos un rábano. Es la clásica película del mes que enloquecería a un adolescente.

Y luego está todo el berenjenal del final. Porque en un principio uno puede pensar, “bueno, a lo mejor si la veo en DVD…”. Pues no. Olvidaos de eso. Me imagino al guionista de turno sentado en su sofá tecleando mientras acaricia un gato y piensa “Esto seguro que no se le había ocurrido a nadie”. ¿Qué no? Basta con ver que Skip Woods tiene algo que ver con semejante cinta.

Una de las peores películas del año.

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