Las películas como ‘Ni una palabra’, actualmente, no tienen sitio o, directamente, no existen en la cartelera actual y es una verdadera lástima. Este tipo de thrillers siempre se me han hecho muy interesantes que, a partir de un punto de partida de lo más original, se podían perder o enrevesar más o menos en su argumento. Han sido “engullidos” por los mastodónticos blockbusters, pero, en su momento, eran el santo y seña del cine noventero y de principios de siglo. Hoy en día, este argumento sería más factible verlo en una película de sobremesa que en un gran estreno en cines y es algo que echo de menos.

En ‘Ni una palabra’, un psiquiatra tendrá que hacer un psicoanálisis exprés, por hacerle un favor a un compañero, a una atormentada y traumatizada chica que guarda un número de siete dígitos en su cabeza si quiere recuperar a su familia. A partir de aquí, más o menos lo esperable de este tipo de películas en aquel momento, con sus giros y pistas, un tanto evidentes vista ahora por segunda vez, pero que en un primer visionado la daban suficiente intriga.

Tiene a un esforzado Michael Douglas, al que encanta ver en situaciones límite, como cabeza de cartel y Douglas es de esos actores que ha sido capaz de reformarse con el paso del tiempo e, incluso, adaptarse a lo que pide el gran público dentro de sus características como actor. Si a su lado pones de esposa a la excelente Famke Janssen y de villano al siempre eficiente Sean Bean, tienes el apartado del reparto cumplido. A mencionar, sin duda Brittany Murphy, que no es que haga una actuación remarcable, pero si al menos digna de mención y, por todo lo que pasó a continuación y cómo la perdimos demasiado pronto.

‘Ni una palabra’ es un thriller excelente, entretenido y muy eficaz que, garantizado, cumplirá su propósito de entreteneros el fin de semana.

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/