¡Qué malos fuimos con Costner! El hombre estaba en la cresta de la ola, pocos actores más carismáticos en pantalla (o, al menos, pocos que te vendiesen la entrada fuese el proyecto que fuese). Enganchaba éxito tras éxito y, el pobre, hace ‘Waterworld’ que no era tan mala (SI, no lo era) y esta y decidimos eliminarle del mapa. Ha tenido que reinventarse como secundario en muchas películas porque, si no, lo mismo no le volvíamos a ver por ningún lado.

Es hora de reivindicar al bueno de Kevin y decirle que sí, que fuimos bastante malos con él. Que ni ‘Waterworld’ ni ‘Mensajero del futuro’ son tan sumamente malas como para llevarse todos los Razzies del mundo. Creo que, más bien, se buscó hacer sangre con él e intentar hundirle en la miseria. Si no, no me lo explico.

¿La película? Desde luego que, no voy a engañar a nadie, es un SOBERANO tosón. Siempre la había visto o empezada o pillado algún trozo de pasada en la televisión, pero nunca me había sentado a verla del tirón hasta este mismo momento. Y sí, tiene un metraje tan sumamente desproporcionado que la deja tocada de muerte, pero si vamos más allá encontramos ciertas señas de identidad del director de ‘Bailando con lobos’ y a un Will Patton excelente como villano de la función.

No ayuda el hecho de que el guión sea un poco pobretón, con algunos momentos torpes y una fábula patriótica que no me termina de hacer tilín, pero en conjunto es una película amable, que desprende cierta armonía.

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