Sinceramente, no se que me esperaba de ‘Atómica’ pero, lo que tengo muy claro es que esto no. Quizás esperaba que se tomase menos en serio a si misma, quizás un poco de acción menos coreografiada (o no tan cantosamente coreografiada, porque cada malo espera que la Theron la de su merecido con verdadera paciencia).

Sin conocer la novela gráfica en la que se basa, ‘Atómica’ me ha parecido, más allá del juego de luces que propone el realizador David Leitch (tonos azules por aquí, luces de neón por acá…) y de ver a la guapísima Charlize repartiendo estopa, es una cinta de espías con una trama que gira y gira sobre sí misma, pero que termina resultando muy predecible (de chichinabo, la verdad).

Así, lo único que podría salvar la cinta es la acción, los tiros y las persecuciones por las calles de Berlín. Lo cierto es que hay mucha y de todo tipo, pero todo retratado de forma sosa. La cinta tiene un problema para lograr entretenerte y atraer. Quizás por la forma en la que está rodada, quizás el montaje (que nos descubre el final justo al empezar), quizás porque la trama no termina de convencer (y que se nutre de mi queja sobre el montaje). Ni siquiera McAvoy funciona como vehículo de enlace entre el principio y el final.

Es decir, ‘Atómica’ es un entretenimiento de domingo por la tarde, sin que las neuronas quieran hacer acto de presencia por nuestra cabeza. Charlize es un disfrute, muy superior al resto de la película.

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