Películas como ‘La Ciudad de las Estrellas (La La Land)’ hacen que no deje de creer nunca en el séptimo arte, en el cine como ventana de escape que teletransporta a un mundo de fantasía.

Una historia a primera vista simple, bien aderezada desde su espectacular secuencia inicial, que además se guarda a la mitad una metáfora escondida sobre el jazz y el musical, sobre lo complicado que es innovar en algo que parece ya muerto. Encima, es capaz de guardarse un final musical apoteósico, de ritmo desenfrenado y con cierto toque agridulce que te hace pensar en ella una y otra vez.

Un director hábil (y que se guarda una divertida referencia), capaz de meter energía en cada plano y mover la cámara como si fuese una extensión de su brazo, para que no perdamos ni un detalle del precioso paisaje, del bonito vestuario y de sus dos perfectos protagonistas.

Dos perfectos protagonistas: Emma Stone y Ryan Gosling, más la primera que el segundo. Ella se come la pantalla con una naturalidad que la hace arrebatadora y encantadora. Imposible no enamorarse de Mía. Él formidable, necesitado de una chica que le haga volver a creer que sus sueños son posibles. Y los dos juntos, derrochan química.

‘Whiplash’ ya era un peliculón, así que no tenéis ninguna razón para perderos ‘La Ciudad de las estrellas’, porque quizás os perderíais una de las mejores películas del comienzo del año.

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