Y si el peso de la anterior entrega recaía más en los carismáticos y poderosos Capitán América, Thor y Iron Man, debo reconocer que me he visto sorprendido con el protagonismo que adquiere el más humano de los vengadores: el personaje de Ojo de Halcón. Quizás el más insulso de los héroes recibe su redención en forma de discurso sobre lo que es ser un vengador. Con eso y un par de chistes sobre Mercurio se ganó a la sala de cine.

Si por algo también luce esta secuela es por ciertos temas que plantea o se anima al menos a mencionar, entre ellos el que más interesante me ha parecido y del que nacen muchos de los otros temas que suenan más importantes como la inteligencia artificial, ética contra moral, etc… es la de que todo héroe tiene asociado un monstruo en su interior.

Por lo demás, ‘Los Vengadores: La Era de Ultrón’ nace argumentalmente a partir de los acontecimientos marcados en el ‘Capitán América: El soldado de invierno’ y con su desarrollo podemos comprobar que pasa a ser un tiro sobre seguro para la factoría Marvel. Porque a estas alturas, no se puede engañar a nadie.

Su hora final, repleta de espectaculares secuencias de acción coreografiada (que, como Mercurio, a veces se pasan de velocidad) y anabolizadas de CGI satisfacen al friki, al padre, al niño, al abuelo, a la abuela… tiene todo lo que un blockbuster desea.

Pero no, no es perfecta. Salí del cine, como decíamos, con la sensación de que Marvel ha ido a tiro hecho. Siempre nos quedarán algunos peros que, a mi como espectador en particular, no me han terminado de convencer.

No me entusiasma iniciar la narración de la cinta con los Vengadores metidos ya en faena (menos mal que merece la pena por el plano de los héroes alineados), ciertas maneras de contar las cosas, ciertas resoluciones a algunas tramas como la que envuelve a la Visión, ciertas decisiones según qué personajes (Ojo de Halcón, que tiene durante todo el metraje las papeletas para morir es salvado por que a Whedon le da la real gana) y unas cuentas que no salen para la entrega final pues para mi gusto hay demasiada plantilla. También se pueden notar ciertos cortes en el montaje final, donde Whedon nos explicará quizás mejor la hora inicial de la cinta en su versión extendida.

Pero al fin y al cabo es una película que tiene un presupuesto que luce, una buena dosis de un espectáculo que parecía garantizado y a medio mundo sentado en su butaca de cine preparado para comer palomitas. Que comience la Fase tres de Marvel.