¡Qué cosa más aburrida y descafeinada me he encontrado! La verdad es que no había llamado mi atención, ni siquiera su cartel “molón”, pero un par de reseñas positivas de gente a la que estimo me hicieron darle una oportunidad… y de paso perder un par de horas de mi vida.

Es una lástima porque lo cierto es que podría tener cierto potencial, que se echa por tierra a los pocos minutos de comenzar. ‘De amor y monstruos’ nos sitúa en un futuro apocalíptico repleto de bichos (que, por cierto, vaya FX más cutre salchicheros) que han mutado por culpa de un desastre armamentístico. Así, conocemos a nuestro protagonista, un pobre enamorado y bastante inútil que quiere reencontrarse con el amor de su juventud, a unos cien kilómetros de distancia.

La película arranca a mitad de camino entre el “cachondeo” (parece que vamos a ver algo gracioso), lo infantil (el argumento es el que es) y la aventura, pero ninguno de esos tres factores se dan cita en los ciento veinte minutos de duración que tiene el invento. A los cuarenta ya te entran ganas de quitarla, cuando lo único decente que ha pasado es conocer al “perrete”. Aún así, continué mi odisea para saber si, al final, encontraba a la chica. Pero vamos, que me podía haber ahorrado el viaje.

El tal Dylan O’Brien, salido de la saga ‘El corredor del laberinto’, termina hasta cayéndome un poco mal, por lo pánfilo que es su personaje, pero no creo que sea culpa del actor y si de un guión que termina cayendo en los tópicos más bochornosos de cualquier género cinematográfico.

Vamos, que no perdáis el tiempo.

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