El choque cultural es un elemento muy socorrido a la hora de generar tramas de guión, pero es un arma que puede resultar de doble filo. Lo puedes tomar bien o mal, puesto que todos somos muy diferentes y el humor es algo muy particular. Pero, claro, si eres guionista, tienes un arma que te da mucho juego lo fije como lo fijes, entre países, comunidades, o incluso jugar con pueblos y provincias. Me viene a la cabeza ‘Ocho apellidos vascos’ y secuela.

Estas películas suelen tener un corte humorístico, con gags más o menos conseguidos provocados en un noventa por ciento por malentendidos que, en el caso que nos ocupa, puede generar el idioma y, de paso, suelen colar una trama romántica de por medio que intente ganarse el corazoncito del espectador y, seamos sinceros, porque el invento tampoco da para mucho más.

Bien, pues todo eso vais a encontrar aquí, es lo que ofrece ‘Sevillanas de Brooklyn’, un entretenimiento muy ligero que no da nada particularmente novedoso, ni nada especialmente gracioso o tan siquiera reseñable. Lo mejor que se puede decir de él es que es un filme muy de manual, en el que los clichés más o menos se cumplen y que se sigue la fórmula prevista para estos casos.

A ver, entendedme, no tiene por qué ser malo. Es más, puede que os cause una mejor impresión que a mí. Pero tampoco encontré algo por lo que realmente seguir las peripecias de estos personajes. Tampoco en dirección o actuación, donde los protagonistas cumplen con su función… aunque la dicción a veces les pase mala factura.

Para aprobar raspadito la vale, sin más.

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