Es una pena que a su responsable principal, Brian Taylor, que escribe y dirige la función, no se le ocurriese un final digno a esta loca historia sobre padres que deciden, de la noche a la mañana (aunque podemos suponer más o menos que pasó), atacar a sus hijos. Porque a pesar de que la sola idea pueda resultar para el espectador una idea de olla de mucho cuidado, está lo suficientemente bien ejecutada y crea la suficiente tensión como para que la película funcione a pesar de sus consabidas limitaciones.

Voy a quitarme el sombrero por la elección del reparto porque esto no habría sido lo mismo sin ellos, sin Nicolas Cage y Selma Blair, excelentes en sus excéntricas y excesivas interpretaciones. En el primero es casi algo habitual en los últimos tiempos, pero aquí la verdad es que da pie y juego a que no desentone. Y Blair se basta en miradas expresivas para convencerme.

La idea de unos niños atrapados en su casa, escapando de unos padres que quieren eliminarles va muy a contracorriente de los tiempos actuales, y solo lo arriesgado de la propuesta merece un pequeño aplauso. Taylor se basa en pequeños flashbacks para ir completando la historia, lo que es un arma de doble filo al montar así el film, cortando escenas de acción y dejándolas en el aire en lo que dura el paréntesis.

Es decir, ‘Mamá y Papá’ ha resultado ser una entretenida y macabra cinta a ritmo videoclipero que no pasará a los anales de la historia, pero que deja un buen recuerdo en quien les escribe. Para ver una tarde tonta de domingo.

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