Estamos ante la tercera entrega de una saga que ha ofrecido buenos y entretenidos momentos (cómo no recordar a Jordi Mollá y los coches volando en la segunda) y de la que ya no esperaba tener noticias. Lejos parecían quedar ya los años 90 en los que veíamos a Martin Lawrence y Will Smith corriendo en camisetas cortas por las calles de Nueva York sin que ninguno de los dos pesase más de sesenta kilos. Pasados ya en años (y en kilos), vuelven a la carga con una nueva entrega que quiere reconectarnos con los personajes.

Qué queréis que os diga, me ha convencido. Lo ha hecho, exactamente, porque me ha dado justo lo que esperaba de ella. No buscaba más que un rato entretenido con las coñas y gags de sus dos protagonistas y una combinación de explosiones, persecuciones y acción burra bien rodada (aunque Bay siempre se echa en falta, nada mal la pareja Bilall Fallah & Adil El Arbi). Quizás sea un pelín apresurada en su final y menos frenética que las otras dos, el espectáculo sigue estando garantizado.

Poco nos pueden contar ya de la pareja protagonista que no conozcamos. El guión juega con la edad de ambos y sabe reinventarse lo suficientemente, siendo siempre fiel a su fórmula. Se guarda un par de sorpresas de guión que encajan sin desentonar, lo cual se agradece.

En ‘Bad Boys For Life’, vuelven los viejos rockeros y si sabes lo que puedes y debes esperar de ellos, no te decepcionará.

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