Lo cierto es que ‘Calle Cloverfield 10’ funciona muy bien durante 95 de sus 103 minutos de duración. Tenemos a la protagonista, una esforzada Mary Elizabeth Winstead, dando vida a una futura diseñadora de moda de la que sabemos realmente muy poquito que, tras un accidente de coche, pasa a encontrarse encerrada en un sitio inhóspito. La película arranca de forma muy intrigante, manejando bien el suspense y dosificando la trama del búnker, con un Pedro Picapiedra (un soberbio John Goodman) totalmente ido de la olla. Su director, Dan Trachtenberg, hace un buen uso del mínimo espacio en el que conviven los tres protagonistas y crea una atmósfera muy inquietante mientras la acción transcurre allí dentro.

Es entonces cuando sus guionistas deciden empezar a terminar la función y nos entregan diez/quince minutos tremendamente entretenidos, donde la acción se acelera y el choque entre personajes termina por surgir. Aunque todo está bastante bien llevado, encuentro un par de peros aquí, como es el hecho de que Howard logre escapar de la habitación en la que ha sido encerrado o, simplemente, sobreviva a ciertos encontronazos con la protagonista. Pero podría pasar si no es por lo que viene al final.

Es en el final donde sus directores pierden completamente el norte, intentando unir ‘Monstruoso’ con esta. Exactamente en el momento en que deciden que la protagonista tiene que salir del búnker. Podrían haber terminado la película fácilmente ahí, con ella huyendo en la camioneta, pero deciden hacer un cruce de géneros completamente innecesario.

Es cierto que ‘Calle Cloverfield 10’ tiene un toque fantástico que sorprende (y en cierto modo encaja) a mitad de la película, pero que se vuelve completamente exagerado en sus 10/15 minutos finales. Simplemente porque sobra, porque la película en ese momento termina cayendo en consabidos topicazos de la ciencia ficción y rozar la serie B con un final vergonzoso.

Así pues, ‘Calle Cloverfield 10’ tiene tantas razones para amarla como para odiarla. El gran trabajo realizado durante tres cuartos del metraje casi se echa a perder al final, pero si hacemos balance, la sensación general es de que ha gustado… por los pelos.