Haz click aquí para copiar la URL
Venezuela Venezuela · maracaibo
Voto de Cepeda:
10
Drama Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), los soldados supervivientes, algunos con taras físicas, regresan a los Estados Unidos. Aunque al principio se les trata como héroes, poco tiempo después comienzan a verse marginados. (FILMAFFINITY)
30 de mayo de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La guerra es la perdición de nuestras almas en el vacío infinito de la maldad, oscuridad y muerte; el cine como representación máxima de la cultura humana surge como una fuente enriquecedora de sensibilidad, arte y la más profunda conciencia humana que nos permite conectar y convivir en sociedad; en el siglo XX, entre 1939-1945, durante la segunda guerra mundial, el mundo se encontraba sumergido en el caos, fuego de las bombas y las lágrimas derramadas de millones de inocentes; después del bombardeo japonés a la base naval estadounidense en Pearl Harbor, diciembre de 1941, Estados Unidos entra en el escenario bélico de manera activa y la nación en todos sus estamentos se moviliza en función de lograr la victoria en la guerra, Hollywood no fue la excepción, leyendas vivientes como John Ford, se dedicaron a grabar y dejar en tela viviente los horrores vividos en los campos de batalla, Ford muy implicado en los escenarios del pacifico, en modo minimalista nos deja atónitos con el cortometraje Midway en 1942; el cine concientizo y movilizo el tejido social constituyente reticente a participar en el conflicto en gran parte el hemisferio occidental, en ese mismo orden de ideas, Charles Chaplin inmortaliza a Hitler, ridiculizando la figura del Fuhrer y elevando la figura del maestro británico hasta el olimpo de las artes humanas, porque no solo se necesita hacer, se es necesario ser.

En este contexto histórico, el sublime William Wyler (profundamente tocado por la tragedia vivida en Europa) dirige y escenifica en la gran pantalla el drama y nostalgia de los olvidados, nuestros héroes del pasado, memorias difuminadas del ayer e incomprensión del presente; cuando los combatientes de la guerra, regresaron a casa, despersonalización se hizo evidente y la dureza de la realidad fue inclusive más dura que las calles de las Ardenas, calor y mosquitos del pacifico o la adrenalina de andar en un B-17, Wyler con maestría impropia de un mortal dibuja con amor, dolor y realidad la nostalgia del presente de nuestros regresados, siendo inclusive en un instante perenne, el abrumador peso del futuro.

“The Best Year Of Our Lives” , (ganadora de siete premios Oscar en 1947) es la mejor película contextualizada de la segunda Guerra mundial jamás hecha, narra de manera directa, desgarradora y brillante el regreso de tres combatientes de la Guerra, entre ellos Harold Russell ganador del Oscar (mejor actor de reparto), discapacitado a raíz del conflicto se interpreta a sí mismo y es una de las mejores actuaciones jamás vistas en el cine, dosis de realismo no aptas para cardiacos; acompañamos entonces en la nostalgia a Fred Derry capitán del ejército, sentirse vacío y alejado, desprovisto de amor pasado en su matrimonio, sargento Al Stephenson traumado, fuertemente sintomático y agobiado por el estrés vivido, desarrolla la dura experiencia de la nostalgia, sintiéndose extranjero en suelo patrio, en comunidad con aquellas personas que llama familia y el joven marino Homer (Harold Russell), intenta convivir consigo mismo y aferrarse a la esperanza que le cobija su novia y gran amor.

El relato vivo dureza, tragedia y nostalgia de los olvidados, secuelas de la guerra, convivencia social desprovista de respeto para con nuestros veteranos o la ausencia de amor en nuestros corazones, son algunos de los múltiples tópicos contados en esta obra de arte, donde la esperanza es el único medio que nos permite vivir y seguir adelante, Aristóteles, maestro de los “peripatéticos” dijo, “La esperanza es el sueño de los hombres despiertos”, el único medio para sobrevivir en el oscuro mundo de la nostalgia.
Cepeda
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow