Haz click aquí para copiar la URL
España España · MADRID
Voto de Spark:
7
Drama. Bélico Berlín, abril de 1945. La guerra está sentenciada, pero en las calles de la capital del Reich todavía se libra una encarnizada batalla. Adolf Hitler (Bruno Ganz) y sus fieles se han atrincherado en un búnker. Entre ellos se encuentra Traudl Junge (Alexandra Maria Lara), la secretaria personal del Führer. En el exterior, la situación se recrudece. A pesar de que Berlín ya no puede resistir más, Hitler se niega a abandonar la ciudad y, ... [+]
7 de febrero de 2015
Sé el primero en valorar esta crítica
Con frases como ésta de Joseph Goebbles nos inquieta y conmociona "El hundimiento"; un film que relata con elegancia, interés y exquisitez los últimos días de Hitler y la caída (tremenda, aparatosa, patética, vergonzosa, espectacular) del imperio nazi en Berlín a manos del Ejército Rojo.

Pero "El hundumiento" es mucho más que un perspicaz, íntimo y épico análisis sobre la figura de Hitler (tan monstrousa como histórica) y sobre la serpiente del nacional-socialismo en sus últimos días; "El Hundimiento" también incide con un lucido gancho en las "anti-estrategias" militares que fueron dando tumbos durante la irracional resistencia del nazismo en Berlin.

Estamos pues ante una cinta de un marcado y gran interés histórico. Es esa relevancia histórica la principal seducción del metraje, metraje en el que los espectadores se pueden encandilar con indagación, relevancia, curiosidad y fisgoneo a través de ese "gran hermano nazi" en el bunker berlinés.

Y es que los acontecimientos de "El hundimiento" se van sucediendo con naturalidad e interés. Al guión evidentemente le falta multidimensionalidad, pues tan solo se centra en la estrategia bélica y en el drama del colapso del 3er Reich, pero no deja de centrarse en ello notablemente, y tampoco pierde la oportunidad de legarnos atrayentes y peculiares matices en sus personajes (que dicen muchísimo con muy poco). Así pues, ya que el libreto desarrolla los acontecimientos con finura, madurez, detalle e ingenio; resulta un deleite erudito el ir visionando a un carismático Hitler (interpretación de Oscar de Bruno Ganz, por cierto) cada vez más enterrado, impotente, desequilibrado (si es que lo podía estar más), iracundo y traicionado (resulta hasta cómico observar como sus "hombres de confianza" van desoyéndole o rindiéndose uno detrás de otro: Steiner, Goring, Speer, Himmler, Fegelein...) y ver a un imperio nazi demente y atolondrado cada vez más.

Gran análisis pues el que hace Bernd Eichinger de aquella realidad nazi en este guión en el que, a través de los personajes y sus diálogos (enervados y hercúleos casi todos ellos) nos empapamos de unos personajes ricos e intrigantes y de unos acontecimientos interesantes y destacados. Los horrores y patetismos que el adoctrinamiento político del nazismo desde la cuna consigue en la población, las intrigas de la oligarquía que rodeaba al Fuhrer (donde se mascan traiciones continuamente), el estudio de las tácticas bélicas, el choque con la realidad y la incapacidad de reacción de los adoctrinados generales nazis, la tensión frente al temido Fuhrrer, la dualidad de ciertos personajes entre su humanidad y su monstrousidad (Grawitz (aquel médico nazi dedicado a experimentar con humanos) es el mayor ejemplo de esperpento de la humanidad)... todo se traspasa al espectador con naturalidad y fascinación.

Pero mucho ayuda que las interpretaciones, todas sin excepción, estén en estado de gracia. Destaca por supuesto un genial Bruno Ganz que nos regala, no ya el mejor Hitler que ha dado la pantalla, sino que nos lega al propio Hitler; un Hitler de retrato complejo y peculiar, lleno de cercanía, carisma e inteligencia y a la vez de locura, amoralidad y monstrousidad (el engendro que fue Hitler y su falta de humanidad queda muy evidenciado en la escena de la cena final). Las ademanes de Ganz, sus miradas, sus reacciones... todo es de Oscar (extraña su no-nominación en 2004, ¡pero claro, no iba a ser muy políticamente correcto "nominar a Hitler". Es algo que la Academia Americana no suele hacer, tampoco nominaron a Malcolm McDowell por "La naranja mecánica"). Es muchísimo más que una imitación lo que nos regala Ganz. El resto de intérpretes también están excelentes, destacaría uno por uno a todos los actores germanos que interpretan a los generales de Hitler.

La dirección de Hirschbiegel por su parte es loable, ofreciendo además una cinematografía de gran calidad. El director acierta en casi todos sus planos (cerrados con tino casi todos ellos), aporta una correcta edición, y la cinta presume de una puesta en escena de un fascinante cuidado, de una estilosa fotografía y de una banda sonora pertinente.

En definitiva se puede decir que estamos ante un retrato soberbio de los últimos días de Hitler y sus camarillas (el único pero de la cinta es su tremenda acotación temática... y quizás una falta de ritmo en sus puntos más flojos... que envuelven a la secretaria de Hitler). El cine alemán ha hecho muchos retratos de la oligarquía nazi, pero nunca uno de tal calidad visual, actoral y argumental. Muy recomendable, no solo para los interesados en la historia, sino también para los que disfrutan con el género dramático más puro.

Lo mejor: Bruno Ganz como Hitler. El guión. Su dirección artística y fotografía.
Lo peor: Su acotación en su temática. Las escenas bélicas son buenas pero para nada memorables. La falta de ritmo en los puntos más flojos de la trama.
Spark
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow