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España España · MADRID
Voto de Spark:
5
Animación. Aventuras. Comedia Un año después de los acontecimientos narrados en "Buscando a Nemo", Dory vive apaciblemente con Marlin y su hijo Nemo. Pero durante un viaje para ver cómo las mantarrayas migran de vuelta a casa, los problemas de memoria de Dory parecen desaparecer durante un segundo: recuerda que tiene una familia e inmediatamente decide emprender viaje para reencontrarse con sus padres, a los que perdió hace años. (FILMAFFINITY)
9 de enero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
13 años después de una de las grandes obras cinematográficas de Pixar, "Buscando a Nemo" (2003), nos llega a las pantallas una secuela obligada que esta vez protagoniza la secundaria más robaescenas de aquel film y más recordada del universo Pixar (hito que logró con dificultad, teniendo en cuenta que este mundo animado cuenta con personajes de la talla del Sully de "Monstruos S.A." (2001) o el Carl de "Up!" (2009) entre otros): Dory, una pez cirujano con "memoria de pez", esto es llena de amnesia anterógrada pero cargada de buenas intenciones, descaro y jovialidad, un personaje que regaló infinidad de situaciones humorísticas y momentos tiernos e irrepetibles en "Buscando a Nemo".

Es una lástima que, a pesar de contar en "Buscando a Dory" con más minutos de dedicación a este personaje (ya absoluto protagonista de la trama por derecho propio), las situaciones de diversión sean menos espabiladas, irónicas y astutas (y por lo tanto menos memorables) que las de su film predecesor.

Y es que el guión de "Buscando a Dory" nos lleva por lugares conocidos (la trama se repite nuevamente y, en esta ocasión, en lugar de que Marlyn y Dory vayan a buscar a Nemo, son Nemo y Marlyn los que tratan de buscar a Dory... la cual a su vez busca a sus padres de los que tiene leves recuerdos) y esta vez con menor mordacidad, perspicacia y simbolismo que en aquella (este pulpo cascarrabias no se va a quedar en los anales de las historia como lo hicieron los famosos "tiburones vegetarianos" de la primera entrega, ni esa tiburón ballena será recordada como aquella estrella de mar de acuario de clínica de dentista que estaba al tanto de todos los cotilleos humanos). No pasa nada, igualar la calidad de "Buscando a Nemo" era prácticamente imposible, mantener su nivel de agudo humor inalcanzable, y mantener su dimensión dramática también era difícil; las genialidades a veces se dan por un cúmulo de elementos casuales que conforman un conjunto redondo... y "Buscando a Dory" no es un conjunto redondo. El guión de esta secuela es más usual, gris y redundante (sobretodo en sus excesivas secuencias de acción de persecuciones, huidas y trompazos... llega un punto en el que el espectador más adulto se puede preguntar si era necesario en su último tercio aun más huídas y persecuciones accesorias), se denota pues un film más distante y grisáceo para con el espectador durante su visionado... y más pasajero y olvidable tras su visionado.

Aun así "Buscando a Dory" no es ni mucho menos un mal film de aventuras para todos los públicos. Posee una cadencia aventurera eficaz, trata sus situaciones con la suficiente madurez y empatía para el publico infantil o más crecidito, su diseño artístico es como viene siendo habitual en Pixar: sobresaliente (aunque esta vez poco sorprendente debido a que ya nos conocemos este mundo submarino creado en "Buscando a Nemo"). Y es más que evidente que su abanico de personajes secundarios no es tan atinado como el de su primera parte, pero eso no quiere decir que no guarde momentos ingeniosos y curiosos, "Buscando a Dory" regala algunos minutos que despertarán varias risas ya sea en el público infantil o en el adulto (destaco (con permiso de Dory que lega algún que otro segundo cómico (aunque ni tantos ni tan buenos como los de la primera parte de la saga) cuando tiene ataques de "lucidez") especialmente a esa pajarraca llamada Becky coqueta, de bruscos movimientos y poco seso, y a esa beluga convaleciente) e imprime muchos segundos de pura ternura que rememoran a lo mejor de Pixar (esos (tristemente escasos) minutos del personaje de Dory de niña. Ya que Pixar demuestra una gran puntería tanto en el diseño de este pez infantil (sencillo pero de lo más sentimental y desamparado), sus gestos, miradas y movimientos faciales, como en la elección de darle voz a través de una niña de 5 años).

Pero todos estos elementos no hacen una película notable en sí misma, la hacen aceptable. Pues se trata de un metraje conciso (apenas llega a hora y media) que no trata de hacerse plumbeo, por lo que la trama se desarrolla con la suficiente evolución... siendo el ritmo del film dinámico, vigoroso e intenso. Sus notas de terneza y comicidad son correctas y adecuadas, su cinematografía es inmensa, y el doblaje es una maravilla que eleva la calidad del metraje (vuelve a destacar en la versión al castellano y con nombre propio Anabel Alonso. Pero tampoco hay que desmerecer el oficio de Jose Luis Gil com Marlyn, en esta ocasión se luce mucho más a nivel burlesco, pues tiene unas interacciones con el personaje de Becky que son oro puro).

En definitiva. Estamos ante un buen producto animado, una cinta de entretenimiento familiar para todo público que hará las delicias de los niños y hará pasar un buen rato (aunque se olvide tras verse con facilidad) al público adulto amante del buen cine... y de paso nos legará el tipico "mensaje Disney" pero ejecutado con sensatez y de forma didáctica (el valor del amor de la familia ya sea natural o adoptada, y el valor de que se puede tener una vida plena con una discapacidad y que hay que aprender a convivir con ella). Eso sí, sin ser un mal largometraje, "Buscando a Dory" tiene menos acierto y menos condensación de cachondeo y terneza que su predecesora "Buscando a Nemo"... "Buscando a Dory" viene a ser lo que "Monstruos University" (2013) fue a "Monstruos S.A.", una secuela enérgica y divertida como pasatiempo, pero que está destinada a no ocupar el mismo lugar en la historia del cine de sus imperecederas y clásicas cintas predecesoras que ganan enteros en cada visionado. No está entre lo mejor de Pixar (esto no es "Inside Out" (2015) o "Monstruos S.A."), sino más bien está a la altura de "Brave" (2012) o Monstruos University". Recomendable para cualquier fan de Pixar y de sus entrañables personajes de "Buscando a Nemo". Eso sí, no se debe ver este film con demasiadas pretensiones ni buscando un desternille memorable.

Lo mejor:...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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