Soderbergh realiza aquí un homenaje bien intencionado y bastante original a los clásicos del cine noir de los 40. Para ello usa una excelente manera de filmar todas las escenas recuperando un estilo muy clásico (que sí el blanco y negro, que si 32 mm, que si unos estilos musicales en la banda sonora que se creían casi olvidados, etc). La verdad es que durante todo el metraje se percibe ese desarrollo tan evocador al cine noir antigüo. No tengo absolutamente nada que objetar en el aspecto técnico. Solo por esto, probablemente se disfrute mínimamente si se es muy fan del cine noir.

Pero la historia no tiene ningún tirón, y el guión jamás consigue la intriga ni la sorpresa que busca. Las actuaciones también dejan mucho que desear, Tobey Maguire protagoniza los primeros minutos con bastante solvencia (a excepción de un par de escenas innombrables). Pero pasada la media hora, y cuando la anecdótica trama se centra en los personajes de George Clooney y Cate Blanchett, se pierde cualquier interés. George Clooney está todo el rato con cara de atontado (y no precisamente por exigencias del guión), sosísimo y a veces con esa extraña sonrisa con la que parece estar tomándose su papel a broma. Eso también era de esperar, pero incluso Cate Blanchett está bastante mal y forzada (cosa rarísima). Todos los personajes se lo toman todo con una calma y una pocas ganas muy extrañas.

En fin, apenas hay mucho tiempo de espera para acabar descubriendo que las actuaciones son planas, y para ver como el guión se queda completamente estancado y avanza a marchas forzadas, desganado y con escenas vacías cada vez más lentas y desinteresadas. La película no llega a ser un ridículo total, pero tampoco algo memorable.

Lo mejor: La manera de filmar de Soderbergh. Que nos muestra en algunas escenas aspectos de los personajes que no hubiera permitido la censura de los 40.
Lo peor: George Clooney. Una historia flojita, con una trama sin misterio o emotividad y con un guión poco interesante.