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España España · MADRID
Voto de Spark:
5
Musical Nueva York, finales del siglo XIX. Los chicos vendedores de periódicos se pusieron en huelga, extendiendo su protesta por las calles en contra de un par de diarios sensacionalistas. Musical de la Walt Disney, a medio camino entre West Side Story y Oliver. (FILMAFFINITY)
1 de marzo de 2024
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De la mano de Disney tuvimos en 1992 un producto olvidado de la pantalla pero resucitado con éxito en forma de musical de Broadway desde el año 2011 hasta la actualidad. Basado en la huelga de "los chicos del periódico" de 1899 en Nueva York, la cinta nos narra entre números musicales magnos y caras inocentes entrañables como el protagonista (Christian Bale) y sus amigos se revelan ante los gerifaltes de los periódicos (Robert Duvall que pone rostro al mal encarnado) ante el recorte de sus márgenes de beneficios como repartidores.

Por estos lares se nos torna bastante ajena la familiar y cercana rutina de los "newsies" (que vendría a ser un acrónimo de "pequeños de las noticias"), pues (al menos en España) esta salida laboral no existe directamente. Están los kioskos de toda la vida con los que el espectador podría empatizar más, pero dudo que no resultara cómico ver a los orgullosos sesentones bailoteando por un drama económico.

Así que estas "pandillas" (como fue traducido el film en España, dado que los "newsies" ni están ni se les espera) se nos tornan bastante lejanas como para dotarnos de complicidad en sus avatares. Y esto a pesar de que la premisa tiene su relevancia social, pero quien espere una lucha sindical con música a lo "Billy Elliot" (2000)... que siga esperando. Pues "La pandilla" reduce esta trama a lo más básico, tópico y pueril que se podría esperar. Con un argumento que jamás se nos nutre con mayores aristas más allá de ese "David contra Goliat", con villanos unidimensionales a más o poder, con personajes que jamás se salen del arquetipo (¡cómo se echan de menos personajes como los de Julie Walters o Gary Lewis en aquella película británica del año 2000!), con un único personaje femenino reducido a interés romántico (a su lado la Blancanieves de "Blancanieves y los 7 enanitos" (1937) parece una mujer llena de sentimientos y capacidades) y con unas situaciones tan elementales como previsibles (no falta la seducción del protagonista por la maldad y el pronosticable arrepentimiento) lo cierto es que "La pandilla" se queda realmente corta a nivel de guion (un guion que deja de lado humor incisivo a lo "Mary Poppins" (1964), drama personal hondo a lo "Billy Elliot", intrigas recónditas a lo "Whiplash" (2014) o sarcasmo audaz a lo "Chicago" (2002) dentro de su trama troncal) y aporta lo mínimo indispensable como para no asquear a la audiencia de cualquier edad (aunque a los más peques de la casa la cinta les va a resultar demasiado larga) pero que desde luego pudo enriquecer sus minutos con menos escenas redundantes (esas concentraciones a las puertas del periódicos o esas secuencias de persecuciones y peleas callejeras) y sí con mayores dimensiones originales, maduras y espabiladas.

Esto es algo que se evidencia más en este producto frente a la pantalla y no tanto en un medio donde la música y el baile en vivo cobran más protagonismo. Porque en "La pandilla" hay coreografías espectaculares, un cuerpo de baile asombroso (incluso un Christian Bale en plena transición de tierno niño actor de "El imperio del sol" (1987) a intérprete erudito y matizado de "Batman Begins" (2005) se marca unos profusos pasos de baile con gran proeza) y unas partituras enérgicas (que no sobresalientes, las melodías facilonas de la cinta se olvidan más pronto que tarde. Que esto no es ni "El Rey León" (1994) ni "Mary Poppins") y unas realización de corte teatral por parte de Kenny Ortega (director fetiche desde entonces de los musicales de Disney Channel) muy generosa para con sus actores y bailarines. Tan natural y orgánica como espabilada, la cámara de Ortega pasa de los paneos medios a los planos estáticos cenitales y los planos/contraplanos con una astucia que el film agradece sobremanera. Esto hace que el desarrollo argumental parco y estirado de su libreto se impulse con bastante distracción. Eso aunado a unas actuaciones competentes (que no carismáticas, pues ni el incipiente Bale transmite demasiado ni el curtido Bill Pullman dota a su rol de una original presencia (tampoco es que sea Al Pacino precisamente), pero los que pudieron ser robaescenas como Robert Duvall o Gabriel Damon se tienen que conformar con unos personajes constreñidos a más no poder) y a una puesta en escena de decorados ocres cálidos y estilizados (que no realistas, en "La pandilla" se tiene la constante sensación de que se está viendo algo dentro de un estudio de cine) hace que la cinta se sostenga en volandas entre número musical fastuoso y número musical cautivador.

En definitiva podríamos decir que estamos ante una película aceptable en líneas generales, que no llega a ser idiota (esto no es...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Spark
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