¿Qué te puedes esperar de una película interpretada por un luchador de lucha libre como Roddy “Rowdy” Piper? Ya sabemos como actúa The Rock (que salió del mismo sitio), como lo hizo Hulk Hogan, y ya no digamos las pelis del mexicano “El santo”. Y la verdad es que actúa bastante mal. No lo hace de un modo horrible, pero lo hace bastante mal. La historia escrita por John Carpenter es suculenta. La forma de hacerse debido a los reducidos medios es más mala que otra cosa. Es una buena idea con la imposibilidad de llevarse bien a cabo. Y al final no es que sólo sea una buena idea es que de un modo exagerado es lo que nos pasa, pero aunque se diga se traga por ella. Veamos! ¿No es al final eso lo que pasa en la sociedad? ¿No nos dicen que debemos pensar? ¿Cómo debemos relacionarnos entre nosotros? ¿Acaso no nos están comiendo el coco todo el día con la inclusión en el cine, en todas partes; con el feminismo o con el rollo del virus de turno? Al final no sólo ves una peli con un mensaje interesante, sino que es terriblemente certero. Y pasa que, aunque te la pelen esos mensaje, debes de tragarlos porque si llegas a algún lugar con gente con la mente lavada y expones tus ideas contradictorias no duras mucho allí. No tenemos gafas para ver los androides de turno. Y no los hay en la realidad. Pero muchas veces nos podemos sentir como nos venden y llevan a un determinado lugar que los poderosos quieren. Ahora, por encima del mensaje, que bien bueno es. La peli es un petardo la mayoría del rato. Y como no, tiene su parte de pelea de lucha libre con "Rowdy" y el amigo en el callejón. Patadas, puñetazos, rodillazos, codazos, súplex… Y, eso ya si me salgo del espectro realista, un amigo de dos semanas que te pille el sueldo y te lo entregue y se una con su vida expuesta a tu empresa (referido a aventura), que poco hemos visto eso en la realidad… Supongo que no deja de ser ficción, al fin y al cabo.