Ya no se hacen film como este. Mucha masculinidad, de la que hoy muchas gilipollas denominarían tóxica, por todas partes. Tiene música que acompaña muy bien a los momentos álgidos, acción y ferocidad en los momentos claves. La historia puede ser ya muy manida, pero funciona. Y, además, en aquellos primeros años de los ochenta tiraban bien este tipo de películas, y no eran tan manidas. Historias dónde un tipo como el inspector Harry Callahan podía ser tan duro. La historia de una asesina serial que mata con un revolver a tipos y que antes de matarlos les vuelan las pelotas queda curiosa. Sonda Locke está muy bien como asesina vengativa de ella y su hermana atontada. Los secundarios interpretan bien su papel y la trama se complica, a medida que va avanzando la película.

Me entraron, y conservo aún, ganas de ver toda la maldita saga de Harry Callahan. Desde “Harry el sucio” hasta la final… (Sinceramente, ahora no sé ni cuantas se filmaron con este personaje que ya en los ochenta era catalogado como “Dinosaurio”)… ¡Guau! Me llevó a mi infancia. A las pelis que veía por la noche con mi abuelo (que murió hace casi diez años). En fin… Es una buena película que ha quedado algo anticuada, pero que es buena, y que tiene a un héroe que, a día de hoy, no es capaz de llevarse al cine porque no hay más que agenda “woke” por todos lados, y lo tacharían de opresor y machista (llega a pegar a alguna delincuente mujer). Madre mía… ¡Cuánto daría yo por vivir en una época donde ser hombre no era tan problema como lo es ahora!