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España España · Barcelona
Voto de Lausonn:
7
Drama Año 1992. Celia, una niña de 11 años, vive con su madre y estudia en un colegio de monjas en Zaragoza. Brisa, una nueva compañera recién llegada de Barcelona, la empuja hacia una nueva etapa en su vida: la adolescencia. En este viaje, en la España de la Expo y de las Olimpiadas del 92, Celia descubre que la vida está hecha de muchas verdades y algunas mentiras. (FILMAFFINITY)
14 de septiembre de 2020
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mi entender, esta película tiene sus grandes valores en los micro valores: los detalles. Y sus carencias se revelan más bien en lo "macro". La historia que explica, la del choque entre el mundo de la educación (no cruel, pero sí claustrofóbica, rancia) y el mundo de afuera, en pleno 1992, es interesante. Sobre todo cuando descubres, a través de entrevistas con la directora, que ella vivió ese choque en propia piel. Porque lo sorprendente es que lo viviera en el 92, cuando algunas personas (entre ellas yo) que teníamos la edad de la niña protagonista antes de los años 70, ya hubiéramos calificado de anacrónicas ciertas cosas.

Parece, por la parte de la educación, y viviendo lo que yo personalmente he vivido, y viendo el cine que he visto, una historia de los años cuarenta (dejando aparte, naturalmente, la muy conseguida ambientación de la época). Eso desconcierta. Pero bien, si eso existía en el año 92 en algún colegio, es curioso el cruce de sensaciones contrapuestas que debía producirse en las alumnas, "el choque", y en ese sentido, sí que la película explica una historia única. Hay una dimensión de la historia muy positiva, extremadamente positiva, pero la dejo para el final.

Volvamos a las monjas: el hecho de que sea una experiencia verosímil, en la medida que la directora dice haberla vivido, no nos resta la sensación de tópico: escenas de colegios de moral estricta que te hablan de la sexualidad para llevarla al terreno matrimonial, o que te proyectan "Marcelino, pan y vino", tengo la sensación de haberlas visto muchas veces, casi con las mismas palabras y gestos, y eso va en detrimento de la curiosidad que pueda generarte (al menos a mí), la película. Escenas de un pueblo que también parece de mucho antes del 92, con personajes rígidos casi de ultratumba, otro tanto. ¿Son clichés? No lo sé. Pero lo cierto es que en "lo macro" la película no me ha aportado mucho, o dicho de otro modo, me ha emocionado poco. Ahora bien, y a riesgo de contradecirme, como lo macro no puede separarse de lo micro, sí que me ha aportado cierta satisfacción, en conjunto, a fin de cuentas.

Y ahora viene la parte positiva que yo he disfrutado: el finísimo e irrompible hilo que cruza la historia y la sustenta, son las excepcionales actuaciones de las niñas, unas actuaciones que se intuyen fruto de un casting inteligente y de una dirección de actrices afinadísima en psicología. No son las típicas actuaciones "naturales" de niños o adolescentes, donde se confunde naturalidad con sosería. Aquí, las niñas, transpiran una naturalidad genuina, llena de matices, llena de algo muy hondo que no sabría ni expresar aquí. Muy especialmente Celia (que por cierto se llama, en la ficción, como yo), Andrea Fandós merece, más que un aplauso, un abrazo de agradecimiento. Aparte de ese hilo irrompible excepcional, que va enlazando escenas y consiguiendo que los posibles clichés se neutralicen en parte, la película tiene detalles magníficos, y solo mencionaré la escena del principio, con el coro (no deja de ser una metáfora del silencio contrapuesto a verbalización) y la del final, que cierra el círculo brillantemente, a través de la misma metáfora construida con una memorable sutileza.
Lausonn
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