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Argentina Argentina · Ciudad de Buenos Aires
Voto de La Grieta Diáfana:
7
Drama Tras instalarse con su familia en un barrio de las afueras de París, Laure, una niña de diez años, aprovecha su aspecto y su corte de pelo para hacerse pasar por un chico. En su papel de "Michael", se verá inmersa en situaciones comprometidas; y Lisa, una chica de su nuevo grupo de amigos, se siente atraída por ella. (FILMAFFINITY)
26 de abril de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta difícil poner en segundo plano la belleza que nos regala Céline Sciamma en las escenas de Tomboy. El verano del personaje que tiñe la pantalla de colores cálidos y la agradable sensación que decanta y en la que uno queda, casi, suspendido. No hay razón alguna para poner todo esto en segundo plano. ¿O si?

¿Se puede transmitir una idea compleja, que viene durante siglos cargada de sentidos y significaciones, en una bella imagen? Las imágenes atrapan, pero confunden. Es tentador quedarse enganchados en ellas y no pasar a ese tan temido segundo, tercero o cuarto plano. Hay algo en esta película que entra, que encanta, que pasa fácilmente. Pero también hay otra cosa, eso que hace al meollo de la cuestión que está apenas insinuado. Pero está. Si, está. Y si no franqueamos el plano de la belleza y simpleza de la narración, no podremos acercarnos a la cuestión fundamental que entrama la historia del personaje.

En definitiva, una película que aborda la pubertad como el momento en que se define la sexualidad, las identificaciones, y la relación a los pares. Momento en que las fichas comienzan a acomodarse en el tablero y a definir el juego. También es una película que insinúa que para que las piezas se acomoden de una forma o de otra, existen ciertas coordenadas. Y esas coordenadas se juegan en el plano de la mirada del otro. ¿Cómo miran esos primeros otros al personaje? Vamos a decirlo sin rodeos ¿Cómo miran estos padres a su hijo? Esa mirada está presente, muy presente, y recorre toda la película, en los detalles mas sutiles y en los trazos mas gruesos. Esa mirada está. Pero para verla, es necesario desencantarse de algunas formas, colores y brillos que apaciguan la crudeza de un momento de la vida. Momento que todos atravesamos y del que nadie sale sin marcas.
La Grieta Diáfana
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