En esta película al inicio y al final se me hicieron de los más largos que había visto hasta el momento en una película de cine, ya que la cámara al inicio viene del cielo, en un lento travelling, abriéndose muy lento paso entre los árboles y quizá a más de 2 horas de toma, termina yendo hacia la casa de Johan; entre cantos de grillos, pájaros, mugidos y ladridos nos sitúan en estas escenas donde personas de una comunidad Menonita conviven, trabajan, se aman y sufren. (Los Menonitas son personas dedicadas a los trabajos del campo, profundamente religiosos y desligados de la vida moderna).
En el desarrollo de la película el núcleo central, vaya pues; es el amor que une a Johan, el protagonista principal, con una mujer de la comunidad (Marianne), los cuales mantienen una relación sentimental a espaldas de su esposa y sus hijos; en esta relación lo único importante es la pasión, las dudas y remordimientos.

Así mismo la película no tiene complicaciones como para expresar cariño o angustia: como lo hace el director en las tomas de la película como lo son las manos que se apoyan en la rodilla o la cintura de la mujer amada, el beso atravesado por los rayos de luz natural, un grito y así pues condensa todo el dolor humano que llega a sentirse en las diferentes escenas.