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España España · Mexico
Voto de Alfie:
8
Drama En 1865, tras el asesinato de Abraham Lincoln, ocho personas son detenidas y acusadas de conspirar para matar al presidente, al vicepresidente y al secretario de Estado. Entre ellas está Mary Surratt (Robyn Wright), la dueña de una pensión, donde John Wilkes Booth (Toby Kebbell), el autor material del magnicidio, y sus cómplices se reunieron y planearon el atentado. Mientras el resentimiento contra el Sur domina a las autoridades de ... [+]
7 de octubre de 2011
27 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Redford tiene talento como actor, director, productor e inventor de festivales, está claro. Quizás su última aportación no tuvo el éxito que esperaba en los States; el discurso radical que planteaba "Leones por Corderos" resulta incómodo por aquellos lares. Ahora, en esta nueva cinta, suaviza los términos para conseguir una película mucho más redonda e interesante; Robert es listo…aunque con Newman al lado lo era más, claro. "The Conspirator" es sólida, cuidada, y sigue sin vacilar el sendero marcado por Rossellini: el cine, la televisión, deben servir como mirada lo más fidedigna posible a la historia y cumplir una labor pedagógica, tan ausente en estos tiempos. Este camino, en el que se aventuran muchos, suele caer en el maniqueísmo y la manipulación (véase el cine patrio en general, por ejemplo); pero no se preocupen, ya dije antes que Redford es un tipo listo y desde en principio supo lo que quería hacer: una historia que nunca se había contado.

Porque “The Conspirator” nos cuenta el después, el proceso judicial que llevó a los confabuladores y autores materiales de la muerte de Lincoln ante una corte marcial. Y más concretamente el proceso sobre Mary Surratt (magnífica Robin Wright) y su relación, casi materno-filial, con el joven abogado Frederick Aiken (McAvoy), excapitán del victorioso ejército de la Unión. El film desarrolla un drama judicial marcado por la sobriedad de su desarrollo, las elecciones morales a las que se ven sometidos los protagonistas y al deseo palpable de venganza con el que se muestran las autoridades post-Lincoln. Al final, la historia se centra en una disyuntiva, la disyuntiva, que aparece una y otra vez en los films de la democracia más antigua del mundo (conviene recordarlo de vez en cuando…): ¿debe prevalecer la Constitución ante y por encima de todo?

Redford tiene clara su postura; siempre la ha tenido. Sin embargo, para este proyecto deja al arbitrio del espectador, y ese es su gran acierto, el juicio de si en ocasiones es o no necesario saltar por encima del sacro documento para que prevalezca el espíritu del mismo; difícil decisión. Una vez llegados aquí, el The End, la fantástica canción de Ray LaMontagne (Empty) y Robert consiguiendo lo que quería: contar una historia que nunca se supo haciendo pensar al espectador. Hoy en día, todo un lujo.
Alfie
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