Chicos y chicas es una película bastante estúpida. De hecho, puede que si la hubiera visto en un mal día o con un humor de perros, la nota hubiese sido otra, mucho peor. Pero resulta que la vi por verla, por puro aburrimiento y sin tener nada mejor que hacer. Esa es la clave: no verla si se tiene algo mejor que hacer.

Es probablemente una de las películas más previsibles que haya visto jamás. No hay sorpresas, no hay suspense, no hay nada sobre lo que preocuparse. Es muy fácil de ver.
Resulta que un chico y una chica, tras una primera toma de contacto poco afortunada (bochornosa de ver, por aquello de la vergüenza ajena), se siguen encontrando una y otra vez a lo largo de su juventud, atravesando diversas y no muy originales fases y situaciones juntos y por separado.

También sale (como secundario) el chico de American Pie, Jason Biggs, que de hecho protagoniza una escena que me hizo reír bastante (ver spoiler), pero era ese tipo de risa idiota que te sale de pura flojera.