Hacer una segunda parte de una película del maestro visionario Stanley Kubrick no es una tarea fácil. Los críticos y los fans del original te esperan con los cuchillos afilados entre los dientes y se ponen enseguida a hacer comparaciones en las que el perjudicado siempre va a ser el nuevo. Tenemos tendencia a despreciar la novedad porqué, erróneamente, pensamos que es menoscabo de lo antiguo. Al Dr. Sueño de Flanagan le va a pasar eso: desprecio y, posiblemente, poco seguimiento del público. EL RESPLANDOR es una obra maestra que podía haberse perdido en salas de cine en V.O. si no hubiese tenido al gran Nicholson al frente, y esta no lo tiene.
La historia continúa 30 años después y se basa también en una novela de Stephen King que suele escribir relatos farragosos llenos de texto imposible de trasladar a la pantalla en 150 minutos. Cuando uno le a King puede quedar atrapado en la narrativa o puede sufrir un ataque de aburrimiento. Sus adaptaciones al cine sufren de lo mismo y éste nuevo paseo por el universo de King tiene demasiados momentos de lento discurrir que te puede sacar de su disfrute.
Las escenas que enlazan esta con su original están muy bien hilvanadas pero lo que transcurre en pantalla se resiente si no se ha visto la de Kubrick con lo que los espectadores jóvenes quedan defraudados sobre todo si la comparan con la reciente It2 que es más movida.
Es una buena película, bien dirigida e interpretada con un buen guión adaptado y técnicamente de buen nivel pero...las comparaciones son odiosas.