Desde hace muchos años, desde mi más tierna infancia, he vivido en un mundo regido por mujeres pero es ahora cuando veo que esas mismas mujeres que han mandado siempre de manera sutil, a través de sus maridos, quieren ahora que se les reconozca el poder e insisten en argumentos banales que en nada les benefician. La empresa y la política soportan ahora las famosas cuotas y en el espectáculo, no se podían quedar atrás, y salen con las mismas "cuotas" imposibles de cumplir y que tiranizan hasta el absurdo. El feminismo que busca una justicia retributiva que, sin duda, debe ser apoyada llega ahora al disparate de querer compensar cambiando el sexo del protagonista de una obra aunque sea de imposible traslación.
La saga de Soderbergh sobre los ladrones simpáticos de Danny Ocean no se merecía esta cucufatez tan innecesaria y con tan poco interés solo por tratar de contentar al publico femenino que disfruta más de MAGIC MIKE, cuanto más XXL mejor, que de mujeres listillas de elegancia supina.
No me ha gustado nada y no le llega ni a las canillas a sus hermanas masculinas.
Una perdida de tiempo que, encima, no puede ser clasificada de mala porque no lo es pero uno espera mucho más en pantalla.