Creía que iba a ser una cursilada... y en puntos muy concretos lo es, pero es una película altamente disfrutable para cualquier persona que guarde algo de aprecio al séptimo arte. La palabra que mejor la describe es: Clásica. Tiene una dirección clásica, una fotografía clásica, una ambientación clásica, un ritmo clásico, una espectacularidad clásica. Dos escenas concretamente me recordaron a "Lo que el viento de llevó" y "Senderos de Gloria" respectivamente. Trata de un caballo que va pasando de dueño en dueño durante la primera Guerra Mundial, lo que Spielberg aprovecha para, en lugar de contarnos una sola épica historia (que también), contarnos muchas micro-historias. Lo mejor, hacia el final, la escena de la "Tierra de Nadie".