Machete es una película divertidísima. Por supuesto, no hay que tomársela en serio, no está pensada para eso, pero lo que te propone desde un principio es que desconectes y que te lo pases bien con el ritmo trepidante, la violencia sin sentido, y los efectos especiales que son de película de serie B adrede.

Y eso que después de la divertida secuencia de casquería inicial, de pronto matan a la mujer y a la hija del protagonista (Como en Desperado… Y como en Once upon a time in Mexico… ¿Soy yo, o Robert Rodríguez está haciendo siempre la misma película?). Así que esto debería ser una historia trágica de venganza, pero no, después de eso la película sigue queriendo que te lo pases bien con las escenas de acción, y los desnudos gratuitos, y etcétera, etcétera.

Los personajes son uno de los puntos más interesantes de la película, porque están muy bien caracterizados. Vemos a dos estrellas de la inimitable Lost (Perdidos): Jeff Fahey (Lapidus, pero en malo) y Michelle Rdriguez, que interpreta el mismo personaje de siempre (tía dura con corazoncito) pero que sigue estando tan increíble como en la mencionada serie, y como en Avatar y Resident Evil. También está Lindslay Lohan, esa estrella del cine infantil americano que se echó a perder, y que en esta película podemos verla más o menos tal y como es en la vida real. Robert de Niro, Steven Seagal, Cheech Marin, un sheriff que no está interpretado por Michael Parks pero como que sí, un Tom Savini que de pronto desaparece pero que seguramente estará en Machete 2 (si la hay) y, por supuesto, el camarero del Titty Twister en el papel protagonista.

Esta película es todo lo que podíamos esperar de ella cuando vimos su tráiler falso en Grindhouse hace tres años. Y me encanta.