"Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte II" la pudimos ver durante las vacaciones de verano de 2011. Esto de que la hayan partido en dos ha sido en parte por ganar más dinero y en parte porque los fans lo estábamos pidiendo, para concluir la aventura en una nota alta.

Esta es la entrega final y definitiva. Y no va a haber más. A no ser que J.K. Rowling o Warner Bros enoquezcan de repente, claro está.

Todas las anteriores películas (incluyendo la "Parte I") tienen lugar a lo largo de todo un año, pero esta se centra principalmente en los acontecimientos que suceden durante sólo un par de días, que consisten en el clímax de la historia.

Y quedaban por destruir todavía 4 de los 7 "horocruxes": Una copa, una diadema, la serpiente, y el propio Voldemort. Y además resolver el "misterio" de las tres "Reliquias de la Muerte", la mayoría de las cuales ni siquiera tienen que ver con Voldemort. Y sí, todos estos cabos sueltos los dejan para el clímax, para que se resuelvan durante una extendida batalla final a lo "El Retorno del Rey", durante las últimas dos horas de la saga. Y se resuelven, uno detrás de otro. Hasta hay tiempo para nuevas incógnitas (¿Harry se tiene que morir sí o sí, o no, en qué quedamos?) que por supuesto también consiguen resolverse en el trancurso de este explosivo drama.

Como os podéis suponer, esta es una peli muy diferente a la lenta y atmosférica entrega anterior. Es la entrega más intensa de la saga. Bueno, quizá no la que más; ese honor se lo debería llevar "El prisionero de Azkaban", que también se toma su tiempo durante el clímax.

Esta no es una entrega perfecta, ni mucho menos. Los primeros 20 minutos con el robo al banco ahuyentarían a todo el que no fuera fan, pero luego, desde que regresan al castillo… Buf.

En fin. Es el carpetazo a una saga que ha estado entre nosotros desde 2001 en cines y desde 1997 en libros.

Podían haber salido muchas cosas mal en el traslado del papel al celuloide durante todos estos años. Había por ejemplo el temor de que los niños protagonistas tuvieran que dejar la saga por alguna u otra razón. Leí en una entrevista que Radcliffe tenía miedo de que le echaran cuando llegara a la adolescencia y le salieran granos. Y así, podrían reemplazar a alguno de los actores, como han hecho siempre con la saga de James Bond. Pero al final, de todos los actores, solamente han tenido que reemplazar a Richard Harris, por razones de causa mayor.

Por suerte, estas pelis no han tenido sólo un gran éxito comercial, sino que han cumplido todos los objetivos artísticos que sus productores se habían propuesto.
Han sacado ocho películas que pueden presumir de un estilo muy constante, un argumento muy consecuente, y un universo coherente.

Incluso a los detractores de la saga les gustará la existencia de esta película, simplemente por el hecho de que es la última. Y para los fans como yo, es una fenomenal carta de despedida.