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Voto de Pedro Triguero_Lizana:
5
Documental Es ésta una muestra más del interés de Scorsese por el mundo de la música. En este caso muestra el viaje musical y personal de George Harrison y su constante búsqueda de un equilibrio entre lo físico y lo espiritual. Además de las consabidas imágenes de archivo, incluye el testimonio de amigos y familiares sobre la vida del antiguo Beatle. (FILMAFFINITY)
5 de diciembre de 2011
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La pregunta que no me sé responder muy bien después de ver este larguísimo largometraje documental es: ¿me ha gustado, o no? Cuando te gustan y te interesan mucho Los Beatles, te acabas convirtiendo en un completista que va a ver lo último sobre Los Beatles, lo más nuevo, lo recién descubierto, lo inédito, lo desconocido hasta ahora mismo (en audiovisual, en música, y en el formato que sea).Y claro, ya se encarga el mercado de satisfacer esa necesidad, o esa curiosidad, ya que Los Beatles siguen siendo, cuarenta y un años después de su separación, la gallina de los huevos de oro. Entonces, para el completista, para el "fan", la película está bien, porque ofrece, en efecto, imágenes inéditas o testimonios desconocidos. Y poco más, porque ése es su objetivo básico, ofrecer "algo nuevo" sobre Los Beatles, y sobre George Harrison. Ahí está el negocio- desde 1970-, y la película va a eso, es eso.

Ahora bien, ¿conozco mejor a Harrison después de ver este documental? Sí, pero sólo un poco más, lo cual es, como poco, curioso, después de 208 minutos. Coincido con el crítico de cine Sergi Sánchez en la crítica que hace de esta película, al señalar éste que Scorsese cae en la hagiografía, en la admiración incondicional, en la devoción al mito; y el enfoque podría haber sido más duro, porque en esta biografía, muy edulcorada, salen aspectos de un Harrison que, de pronto, se baja del pedestal de la espiritualidad oriental y se vuelve mucho más contradictorio, más oscuro, más terrenal, y, también, más desagradable (como podemos serlo cualquiera de nosotros, cualquier persona normal y corriente). Harrison era un gran compositor, un excelente guitarrista, y un cantante discreto; pero da igual, el negocio es el negocio, y el negocio dice que hay que santificarle, diez años después de su muerte (ya es casualidad que este documental se estrene justo diez años después de su muerte). El negocio vive del mito, y al revés; y ambos son tan poderosos, que subsistirían tranquilamente aunque el enfoque hubiera sido más veraz, o más objetivo.

Para Scorsese no importa el conocimiento objetivo, el saber más, tanto como el halo, el mito, la publicidad; le importa más que el espectador reconozca a que el espectador conozca. Lo peor es eso, que hoy día la cultura con mayúsculas (y la música de Harrison para mí es cultura con mayúsculas) pase por revisitar mitos, y no por desmontarlos.
Pedro Triguero_Lizana
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