Para mí es una gran película, y un título clave en el nacimiento y desarrollo del cine del "nuevo Hollywood" de esos años, si bien el hincapié que hace el guión en la decadencia del pueblo que centra la acción resulta un poco agobiante. En cualquier caso, el interés de las situaciones la vivacidad y autenticidad de los personajes, y la excelente labor del reparto, mantienen el interés durante todo el metraje.

Destaca el papel de Cybill Shepherd, una chica aparentemente buena, pero, en el fondo, bastante mala y calculadora, y que siembra la cizaña por donde va como quien no quiere la cosa. Esto lleva a la necesidad de reflexionar sobre la insistencia del cine estadounidense en el personaje-cliché de la mujer fatal, presente incluso fuera del contexto que le era más favorable, el del cine negro clásico, como vemos aquí. Y es curioso que Bogdanovich, que mantuvo una relación sentimental con Shepherd durante el rodaje de este film, le diera este papel de "mala".

Esta película de Bogdanovich es una obra muy cinéfila y nostálgica que ve el comienzo de la década de los años 50 como el fin de una era (la del cine) y el comienzo de otra (la de la televisión), mientras se narra el paso de la adolescencia a la madurez de una serie de personajes, con todo lo que conlleva en cuanto al descubrimiento del sexo, la asunción de responsabilidades, la amistad, la traición, etc. Es además un film que anuncia o preludia otro film inmediatamente posterior de retrato de una generación como "American Graffiti" (1973), de George Lucas.